domingo, 1 de mayo de 2016

Editorial:
Lo que el kirchnerismo nos dejó

El Gobierno de los Kirchner, y el kirchnerismo como movimiento político-ideológico, sólo fue posible por la crisis económica que se dio a fines de los años 90 y principios del 2000. El estallido de finales del 2001 cerró un ciclo político. De todos los políticos patrones Kirchner fue el que mejor lo interpretó. Parte de eso es el juzgamiento a los militares para tener popularidad pero también porque, como el 2001/02 demostró, en la situación política que había quedado el ejército no le servía para las tareas represivas internas. Había que tener una política para reconciliarlo con la sociedad. La salida de la convertibilidad y el efecto rebote de la economía después de casi cinco años de retroceder, junto al boom de los commodities, principalmente la soja, le permitió al Gobierno de Kirchner tener un desarrollo económico como nunca antes había habido, pero que en menos de 5 años se agotó el crecimiento.
Fue, paradójicamente, en el momento que se empezaba a entrever con mayor nitidez el retroceso o agotamiento económico del 'modelo' -fin de superávit gemelos y estatización de las Afjp para conseguir fondos, mayores retenciones a las patronales del agro- que se fue imponiendo el discurso o la ficción 'nacional y popular' para enfrentar a los opositores situados políticamente a la derecha. Pero también sirvió ese discurso para hacerle creer a importante sectores de los trabajadores otra ficción; que puede haber desarrollo nacional en un país capitalismo semi-colonial. Pero no solo no hubo desarrollo industrial importante, sino que tampoco en diez años no hubo una sola conquista obrera. Más aún, se retrocedió cuando por decreto Cristina Kirchner quitó la doble vía de indemnizatoria en accidente de trabajo. Y no solo eso, sino que de los cientos de miles de millones de dólares que como nunca antes ingresaron al país, solo hubo migajas en planes sociales y asignaciones por hijo y embarazo para los sectores empobrecidos, pero no hubo cambios estructurales que al menos achicara la brecha de desigualdad entre las clases. Lejos de ocultar estas cuestiones, frente a sectores de trabajadores que se dicen kirchneristas, con tal de hacer unidas de acción anti-Macri, los socialistas revolucionarios no debemos olvidar nada.
Y no sólo el kirchnerismo no pudo mantener los puestos de trabajo, y el nivel salarial del 2008, sino que en el segundo mandato de Cristina, mientras sus partidarios desaforados gritaban “tenemos patria”, empobrecieron más aún a cada vez más crecientes franjas de trabajadores. Al punto que no querían  da a conocer las cifras de pobreza. (Y los empresarios la pasaron muy bien…por supuesto). Queda decir que en los últimos meses se endeudaron a futuro desesperados para llegar a las elecciones, que igualmente perdieron. Este es un somero balance del kirchnerismo y por pequeño sea no hay mucho más por analizar.


El gobierno de Macri, y el carácter de su régimen bonapartista de derecha, es débil para las tareas que la burguesía y el imperialismo le exige llevar adelante, porque para eso depende del PJ-FPV, y de alianzas parlamentarias; y, fundamentalmente, su debilidad está en que la clase obrera no fue derrotada en el período anterior. Su carácter bonapartista no sólo se explica porque pudo encolumnar a todos los sectores de la clase patronal detrás de su proyecto de ajuste, acompañados por la burocracia sindical; sino también porque amplios sectores de la población, incluso gran parte de los que votaron a Scioli, debido al desastre kirchnerista, naturalizaron la necesidad del ajuste tarifario e incluso los primeros meses de los despidos en estatales. Pero esto ya está cambiando rápidamente.
POR UN PRIMERO DE MAYO DE LUCHA
HUELGA GENERAL PARA DETENER EL AJUSTE MACRISTA
POR UN CONGRESO OBRERO DE DELEGADOS DE BASE PARA IMPONER UN PLAN DE LUCHA
Los empresarios (especialmente los de los medios de comunicación) nos dicen que el 1 de mayo es “el día del trabajo”, y como el resto de los políticos patronales (entre ellos los peronistas), nos dicen que es un día festivo, es decir un día para quedarse en casa haciendo un asadito. Mentiras! El 1 de mayo es un día donde los trabajadores del mundo entero nos reconocemos como parte de una sola clase. Y también para conmemorar el asesinato, a manos de la justicia, y los empresarios norteamericanos, de 5 obreros anarquistas (y tres obreros más que recibieron cadena perpetua) en 1886. Se conoce éste infame caso como “Los mártires de Chicago”. Y las luchas mundiales que se establecieron el 1 de mayo, a partir de que la Internacional Socialista la impulsa, sirvieron para que la conquista de las 8 hs se extienda por el mundo.
En Argentina las conquistas que ganamos en el siglo pasado hoy desaparecen ante la ofensiva de los patrones, al igual que en de mundo entero y con la complicidad de la burocracia sindical. Y los empresarios intentan salvar sus ganancias haciendo que sean los trabajadores los que paguemos las consecuencias de la crisis de su sistema mundial. Así están Siria, Yemen o Ucrania hundidas en la guerra civil! Francia está en lucha contra la precarización, y España, Portugal o Grecia sus economías están en la lona, como casi todos los países de África, Asia y Latinoamérica. En Argentina el gobierno golpea a los trabajadores con aumentos de todo tipo: el colectivo aumento un 100%, hubo aumentos en la luz y el gas de hasta 300%, etc. Y encima desatan una ola de despidos y represiones! Por eso mismo en los primeros tres meses los pobres aumentaron 1.400.000. El kirchnerismo dice que se opone al ajuste pro-imperialista, pero los hechos muestran otra cosa, porque dirigiendo muchos sindicatos nada hace contra el ajuste. En realidad saben que el ajuste es impopular y quieren ponerse al frente del descontento para maniobrar mejor la situación y que no se vaya de las manos, y capitalizarlo políticamente. Pero en Santiago del Estero y en Santa Cruz es el kirchnerismo el que aplica el ajuste y reprime a los docentes y los petroleros. Y en Tierra del Fuego es el kirchnerismo el que metió presos a los docentes y camioneros por luchar. Allí está la “resistencia con aguante” de la que hablan los kirchneristas! Metiendo presos a los luchadores! Frente a la crisis los burócratas sindicales trabajan como delegados de los intereses patronales, no de los intereses de los obreros. Debemos exigirles la Huelga General para derrotar el ajuste. No palabras y actos -como el del 29 de abril para que nos pongan la marchita peronista- sino lucha.
Pero sabemos que por más que los dirigentes de las CGT’s y las CTA’s realicen una huelga será un paro dominguero y no una lucha sistemática para frenar o derrotar el ajuste. Entonces, para enfrentar al gobierno y a las maniobras de la burocracia sindical, y para frenar el ajuste hay que convocar a un Congreso Obrero de Delegados de Base (sobre la base del No pago de la deuda externa!, Salarios que cubran el costo de la canasta familiar!, Trabajo para todos-Ningún despido!, Nacionalización bajo control obrero de todas empresa que cierre o despida!, Libertad y desprocesamiento de todos los luchadores! etc.) donde participen las centrales sindicales movimientos de trabajadores desocupados y partidos de la clase que están contra el ajuste para votar un plan de lucha e imponer una Huelga General hasta derrotar al gobierno.

Marcelo Ríos
¿Ley anti-despidos?
Sólo la lucha y la organización obrera frenará a Macri

El FIT -el frente electoral que componen el PTS, PO e IS- de la mano de hacer fracasar el Encuentro Obrero del 5 de marzo, presentó en el Parlamento un proyecto de Ley contra los despidos. El PJ-FPV y el Frente Renovador y otros presentaron otras leyes también, supuestamente, contra los despidos.
La diputada del PTS (FIT) Mirian Bregman terminó di-ciendo que si no se votaba la Ley que presentaban -y ya no se votó en Comisión- llamarían a votar a la que hubiera. Pero el proyecto que presentaron en diputados los sectores ligados a la CGT no prohíben los despidos sino que hablan de una doble indemnización donde no se incluye las PYMES (empresas de hasta 200 puestos) que son lejos la mayoría de las empresas y las que más trabajadores tienen, ni los gobiernos provinciales serían afectadas por esa ley. Mientras en el senado ya se votó el proyecto de FPV de doble indemnización y sólo por 180 días. Esto es, se trata de dos leyes que casi nada cambian. Y siempre está la posibilidad de que lo vete Macri algo que ya anunció.
En los últimos días Macri logro partir al Frente Renovador arreglando con un sector que responde directamente a Massa, porque ambos coinciden en que esa Ley es un obstáculo para crear trabajo. No se podía esperar menos de los políticos patronales. Pero Massa remendó un poco su frente y unió ambos proyecto. Y ahora, como parte de los mismo, impulsan también el “proyecto joven” proyecto macrista que consiste en quitarles impuestos a los empresarios que tomen personal de 18 a 24 años.
En definitiva el FIT, que fue “vanguardia parlamentaria” para impulsar la ley anti-despidos los “convenció” a los peronistas y estos lavaron tanto la idea y la licuaron a tal punto que hoy más que una ley anti-despido parece ser una ley para darle tiempo político al macrismo, durante 180 días, para que tome aire y vuelva al ataque a partir de octubre. Pero el gobierno ya decidió que vetará esa Ley, y aunque no lo haga ella ya es inofensiva. Más aún, apuestan a que se vote o no esa ley de despidos con doble indemnización, bajaran a los empresarios los costos laborales, y a eso le llaman leyes por el empleo. Y todo esto con la clase obrera desmovilizada no solo por el rol de la burocracia sindical sino también porque las principales fuerzas del FIT han tenido una política desmovilizadora. Que esto haya sido consciente o inconsciente es secundario, porque lo cierto es que la política privilegiada del FIT es confiar en la lucha parlamentaria. Lo que también corre para el PO que ahora dice estar por la lucha extra parlamentaria pero no propone nada, ni la realización de un nuevo Encuentro Obrero, ni siquiera, el 26 de abril, a tres días del acto de la GCT y la CTA no la denuncia como cómplice ni le exigía la Huelga General hasta derrotar el ajuste. Solo dice que va a concurrir en columna independiente. Eso es; la columna puede ser “independiente” pero la política es de seguidismo a los que están haciendo pasar el ajuste.

Marcelo Ríos
Visita de Obama a Cuba:

El imperialismo de los EE.UU. cambia su política; el castrismo no, sigue restaurando el capitalismo en Cuba

La revolución cubana fue durante mucho tiempo la revolución que guio a la mayoría de los luchadores en el mundo y principalmente en América Latina. Era el gran ejemplo a seguir, tanto es así que en las décadas del ’60 y ’70 miles jóvenes perdieron sus vidas tratando de repetir la experiencia de la revolución cubana.
La lucha guerrillera no es un método obrero, es un método utilizado preferentemente por la clase media radicalizada. El triunfo de la revolución cubana sólo fue posible por la combinación de la crisis económica, de la crisis del régimen sanguinario de Fulgencio Batista, de lucha guerrillera encabezada por Fidel Castro y de la huelga general de masas que a último momento aisló aún más al gobierno.
En el contexto de la guerra fría, el triunfo de la revolución cubana, originó una airada respuesta del imperialismo norteamericano. Los ataques, sabotajes y atentados, y la fracasada invasión contrarrevolucionaria de bahía de Cochinos, provocaron una repuesta revolucionaria de las masas cubanas. En 1961 Fidel Castro declaró el inicio de la revolución socialista en Cuba, y los grandes capitalistas y las empresas transnacionales fueron expropiados.
Pero, más allá de los que haya dicho Castro y los stalinistas por el mundo, y repitan los periodistas burgueses; la estatización de los medios de producción no es en sí mismo sinónimo de socialismo, o de revolución socialista. Porque a diferencia de la Revolución Rusa -o Revolución de Octubre-, en Cuba no hubo partido obrero marxista y revolucionario, como fue el Partido Bolchevique, ni fue la clase obrera la vanguardia de la lucha ni surgieron organismos de poder como fueron los Soviet. Y al no tener un partido marxista revolucionario (el factor subjetivo –dirección/consciencia- es determinante) al frente del proceso, no se dieron los revolucionarios cubanos la orientación de construir organismos obreros para ejercer el poder y sin dichos organismos no hay democracia obrera: no hay poder de clase. Y pasado el fulgor revolucionario el régimen de partido único se empezó a burocratizar ganando cada vez más espacio el stalinismo que respondía a la burocracia de la URSS, con su concepción de “socialismo en un sólo país”.
Pero igualmente la revolución cubana fue muy importante, fue la primera y única revolución que expropió a la burguesía en América Latina, y creo un estado semejante a los otros estados donde se expropió (URSS, China, Yugoslavia, etc., etc.) por eso fue correcto llamarlo un Estado Obrero Burocratizado. Todo esto a escasas 90 millas del imperialismo norteamericano, el más fuerte del mundo. Y aún con la conversión stalinista de Fidel Castro, en 1966, desde La Habana se impulsó la conferencia Tricontinental y la Organización de Solidaridad de los Pueblos de África, Asia y América Latina, y en 1967 creó la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS), como organismos encargados de impulsar la lucha anti-imperialista en América Latina y los países del tercer mundo. Pero todo eso se abandonó prontamente con el fracaso de la guerrilla foquista en Bolivia y el asesinato del Che Guevara en 1967, poniendo fin a la etapa de apoyo de Cuba a los movimientos guerrilleros en América Latina. A partir de ese momento, el castrismo hizo un giro en su política, ya no apoyaba los movimientos revolucionarios sino que buscaba aliados entre militares de izquierda o movimientos nacionalistas burgueses. En ese marco no es de extrañar que al Sandinismo le aconsejaron no expropiar a la burguesía en Nicaragua o al Farabundo Martí no tomar el poder en El Salvador, o que hayan apoyado al PRI en México y a Carlos Andrés Pérez en Venezuela en los años ‘80.

Cuba logro sobrevivir al bloqueo del imperialismo norteamericano durante las casi tres décadas siguiente, entre otros factores, por la “ayuda” soviética. La isla por sí sola, a pesar del sacrificio heroico de su pueblo, no podía resistir a más grande potencia imperialista. Desde 1961 hasta 1989, la burocracia del Kremlin apoyó a Fidel Castro con petróleo, tecnología, armas, alimentos y precios subsidiados. Este “ayuda” soviética, vital para la economía de la isla, no fue desinteresada. Los burócratas rusos apoyaron a Castro con el objetivo que éste moderara su política y se transformara en un aliado internacional de la ex URSS. O sea, para que llevara una política contrarrevolucionaria.
Después del derrumbe de la exURSS y de los Estados Obreros Burocratizados de Europa del Este, en 1989/91 y con el pretexto de la sobrevivencia de la revolución, la burocracia cubana inició con firmeza una apertura hacia el capitalismo. Todo eso se escondía detrás de discursos de Fidel Castro a favor de la “patria socialista”, pero se estaban operando cambios graduales, inspirado en el modelo chino y vietnamita, de un lento pero firme proceso de restauración capitalista bajo la férrea mano de la burocracia del Partido Comunista de Cuba.
Esto fue lo que se denominó el “período especial” en los primeros años de los ‘90, que fue de grandes penurias para las masas cubanas. Fue el período en donde hizo falta de todo, mientras los burócratas cubanos recorrían el mundo tratando de convencer a los capitalistas para que invirtieron en la isla. La necesidad apremiante de conseguir capital y materias primas para vencer el hambre, fue la justificación ideológica de estos primeros pasos balbuceantes hacia el capitalismo.
Este proceso de restauración capitalista trajo los primeros cambios políticos, como las reformas a la Constitución en 1995, en donde se introdujo el concepto de propiedad privada. Asimismo, se aprobó, entre otras leyes importantes, la Ley 177 sobre Inversiones Extranjeras, el Decreto 162 sobre Aduanas y el Decreto 165 sobre la creación de Zonas Francas y parques Industriales.
En la medida en que iniciaba un lento pero firme retorno a la economía capitalista, también se reprodujeron las mismas lacras sociales que la revolución había erradicado. Con el auge del turismo ha resurgido la prostitución, los clubes nocturnos y cabarets que el mismo Fidel Castro había clausurado al inicio de la revolución, por considerarlos una afrenta para los cubanos. Pero ahora todo eso, como es son una necesidad para el turismo de Europeos, canadienses y norteamericanos, es visto con buenos ojos y buscan justificarlo.
Antes del triunfo de la revolución en 1959, Cuba vivía esencialmente del turismo y la venta de azúcar. Ahora, el castrismo pretende salir de la bancarrota entrando al mismo camino. La lógica es de hierro, ya lo previó León Trotsky en La revolución traicionada, al analizar a la burocracia stalinista. Esta hará cualquier cosa, hasta llevar nuevamente a Cuba a ser una semi-colonia pobre, antes de perder sus privilegios de casta. Pero nunca impulsará la revolución socialista mundial, porque eso es inclinar la balanza en favor de la igualdad, y la burocracia stalinista que se dice “comunista”, no era ni es para nada comunista.
La reciente vista de Obama a Cuba, tras la reapertura de la embajada norteamericana el año pasado, marca el cambio de la política del imperialismo que no quiere quedarse sin el negocio de la restauración capitalista en la isla, pero en esto no hay ningún cambio en la burocracia castrista. Hoy el levantamiento del bloque económico, que sólo era llevado adelante por dos países (EE.UU. e Israel), no significa nada más que el aceleramiento de la restauración capitalista. O mejor dicho; el más rápido desarrollo capitalista de Cuba.
Mientras tanto el imperialismo norteamericano y la naciente burguesía cubana, surgida de las entrañas de la burocracia castrista, buscan el recambio más conveniente ante la inminente desaparición física de Fidel y Raúl Castro, y de toda la generación que encabezó la revolución.
Sin embargo no todo es cielo despejado para la burguesía y la burocracia castrista. Hay un actor que como un tigre está agazapado esperando el momento de saltar; nos referimos a los gusanos cubanos en el exilio que reclaman la indemnización sobre sus bienes expropiados (y la indemnización por décadas de lucro cesante, que se trata de miles de millones de dólares) que esperan el momento para volver, porque saben que el imperialismo de ellos no se van a olvidar y saben también que cuanto más semi-colonial y pobre sea Cuba más necesitará de la ayuda Norteamericana y más fuerza tendrá EE.UU para imponer condiciones. Y esto entrará en contradicción y posible colisión con la burguesía castrista en la isla.
Los socialistas revolucionarios de la LCT no tomamos partido por ninguno de estos bandos, porque ambos son pro-capitalistas, pero si hubiera una invasión norteamericano o una guerra civil entre la burguesía gusana y la burguesía castrista no dudaremos en situarnos en el campo militar de ésta última pero manteniendo total independencia política para luchar por una salida obrera y socialista. Porque, la misma historia de Cuba lo demuestra, sólo la clase obrera construyendo una dirección revolucionaria sacará del atraso y la opresión imperialista a Cuba, y a todos los países semi-coloniales del mundo.
Sin embargo no todo es cielo despejado para la burguesía y la burocracia castrista. Hay un actor que como un tigre está agazapado esperando el momento de saltar; nos referimos a los gusanos cubanos en el exilio que reclaman la indemnización sobre sus bienes expropiados (y la indemnización por décadas de lucro cesante que se trata de miles de millones de dólares) y que esperan el momento para volver, porque saben que el imperialismo de ellos no se van a olvidar y saben también que cuanto más semi-colonial y pobre sea Cuba más necesitará de la ayuda Norteamericana y más fuerza tendrá EE.UU para imponer condiciones.  Y esto entrará en contradicción y posible colisión con la burguesía castrista en la isla.

Los socialistas revolucionarios de la LCT no tomamos partido por ninguno de estos bandos, porque ambos son pro-capitalistas, pero si hubiera una invasión norteamericano o una guerra civil entre la burguesía gusana y la burguesía castrista no dudaremos en situarnos en el campo militar de ésta última pero manteniendo total independencia política para luchar por una salida obrera y socialista. Porque, como la misma historia de Cuba lo demuestra, sólo la clase obrera construyendo una dirección revolucionaria sacará del atraso y la opresión imperialista a Cuba, y a todos los países semi-coloniales del mundo.