El 8 de marzo es el día
internacional de la mujer trabajadora, y no de cualquier mujer de cualquier otra
clase. Tampoco es un día para festejar el ser mujer (como tergiversan
los medios de comunicación y los partidos patronales). Se conmemora el crimen
de 129 trabajadoras que fueron incineradas, en 1857, tras ocupar una fábrica
textil, luchando contra las condiciones laborales miserables que sufrían. O
sea, es un día de lucha contra la explotación capitalista y con el tiempo
devino también en una lucha contra la opresión machista. Pero esta opresión no es
meramente ideológica o cultural, como lo quieren hacer pasar algunos
reformistas. Es una lucha contra el capitalismo, que es el sistema que le da el
sustento material para que se sigan imponiendo el patriarcado y el machismo.
Pero la situación de doble explotación (explotación de su fuerza de trabajo
asalariada y trabajo no remunerado en el hogar), de alienación y cosificación
de la mujer no se resolverá en el capitalismo, eso sólo se puede resolver con
la clase obrera en el poder y construyendo el socialismo, que posibilitará las
bases materiales de abundancia, para liberar a la mujer del trabajo doméstico y
de la explotación y la miseria.
Porque, incluso, en las tareas
domésticas o en la crianza de los niños, los avances igualitarios que se dieron en las últimas
décadas ocurren en casos particulares, y mayoritariamente en las clases medias.
Pero en general en el pueblo trabajador el machismo se mantiene, y se
acrecienta puesto que con salarios de hambre, mayor explotación y desocupación,
más recae el peso del hogar sobre la mujer, y es doblemente oprimida si ella es
asalariada. De allí que la lucha contra el ajuste y contra los planes
hambreadores deben ser lo central, incluso en el marco de la lucha por los
derechos de la mujer.
Para este 8 de marzo se convoca a
un paro internacional en más de 40 países en defensa de los derechos de la mujer
trabajadora, que formalmente existen pero que no se cumplen, y por muchos más a conquistar.
Como antecedente tenemos en
Argentina el paro, del 19 de octubre pasado, surgido de la brutal violación y
asesinato de Lucía Pérez, una adolescente de 16 años, y de miles de casos, que
derivaron en el llamado del movimiento Ni Una Menos (y los principales
partidos de izquierda) a un Paro nacional de mujeres y movilización. La
concurrencia fue multitudinaria. Pero la izquierda, incluso la supuestamente
revolucionaria (PO, PTS, IS, MST, N-MAS, etc. etc.), le capituló a la dirección
de este movimiento poli-clasista. Primero porque no criticó a su dirección por
llamar solamente a una huelga de mujeres y no a una huelga general de
todos (mujeres y hombres), porque los crímenes no son privados sino públicos y
de interés de todos y no sólo de un género. También porque esta exigencia a la
burocracia sindical es para impulsar la entrada en escena de la clase obrera,
la única que puede doblegar al gobierno e imponer las reivindicaciones.
Hoy, en esta jornada
internacional de paro, esta dirección del movimiento feminista –y los partidos que la apoyan– debieron usar los días previos
para exigirle a los burócratas sindicales a que se sumaran al paro de mujeres, llamando
a parar todos contra el gobierno, con un pliego de reivindicaciones
concretas sobre el tema. Por ejemplo; mayores recursos presupuestarios, y que
éstos se ejecuten, destinados al control del cumplimiento de las órdenes de
restricción; más hogares y pensiones para mujeres que lo necesiten; remoción
inmediata de jueces cuya “negligencia” deriva en crímenes contra
la mujer, y todo efectivo policial que no quiera asentar denuncias por violencia o
maltrato, o se nieguen a concurrir a hacer respetar las órdenes de restricción.
Y cárcel a los policías, jueces y funcionarios implicados en las redes de
trata. También el derecho al aborto y la igualdad salarial (la mujer cobra en
promedio un 27% menos), y una docena más de reivindicaciones claras y
concretas.
Es para esto que se hace
indispensable el ingreso de la clase obrera en escena, porque la emancipación de
la mujer irá de la mano, y sólo será posibilitada, por la emancipación obrera.
Para lo que es necesaria la construcción
de su dirección revolucionaria, que en muchas otras cuestiones, pero también en
ésta, responda correctamente y no le capitule a los partidos patronales como a
los movimientos poli-clasistas, que por su carácter de clase pequeño-burgués no
pueden sacar las conclusiones necesarias ni ir a fondo en la lucha.
Por ello es que también tenemos
que luchar por poner en pie un CONGRESO OBRERO DE DELEGADOS DE BASE que nuclee
al conjunto de la clase obrera para luchar para derrotar el ajuste, y que tengan voz y voto
los desocupados, precarizados y estudiantes en lucha.
*Mayor
presupuesto para los organismos de defensa de la mujer contra
la violencia de género – Por el derecho
al aborto – Por comités barriales
contra las violaciones, el maltrato en el hogar y el acoso sexual
*Libertad
a los presos por luchar y desprocesamiento de los luchadores– Solidaridad con
las 6 compañeras del colectivo Ni Una Menos detenidas por
realizar una pintada convocando al paro
*Por
salarios que cubran la canasta familiar –
Viva
la lucha de los docentes
*No
a los despidos en estatales –
No
al vaciamiento, toma de toda fábrica
que quiebre o despida y puesta a producir luchando por su nacionalización
bajo control obrero – Por la
coordinación de fábricas tomadas
*No
al pago de la deuda externa con el hambre del pueblo trabajador