El
7 de octubre se realizará elecciones en Venezuela. El presidente
Hugo Chávez, después de ganar todas las elecciones presidenciales
desde hace 13 años, por primera vez se enfrenta a una oposición
patronal unificada, y son muchos los sondeos que indican que la
situación es de paridad entre estos dos frentes patronales, con una
leve ventaja para Chávez pero con un alto porcentaje de indecisos.
Esta
polarización electoral se da porque la crisis capitalista
internacional también repercute en Venezuela. Desde el 2008 se viene
profundizando el ajuste a la clase trabajadora; aumento del Impuesto
al Valor Agregado, liberación de los precios de gran parte de los
alimentos, devaluando así año a año el poder adquisitivo de la
clase trabajadora. La burocracia sindical a fin al gobierno acompaña
estas medidas; es garante del plan y responsable de la derrota de las
huelgas obreras, como recientemente la de los petroleros.
Enrique
Capriles, el candidato burgués opositor, viene capitalizando el
descontento en la gran burguesía, las clases medias y en cada vez
más sectores del pueblo trabajador que ven incumplidas las promesas
del chavismo. Chávez también es apoyado por fracciones de la
burguesía, de las clases medias y sobre todo por un importante
sector de los trabajadores y del pueblo más pobre. Es sobre este
último sector donde más se está dando la diferencia de éstas
elecciones presidenciales con las anteriores. Es que en estos 13
años, teniendo el precio del petróleo por las nubes, se ha avanzado
muy poco en el combate a la pobreza. En realidad se ha bajado un poco
los niveles de pobreza pero manteniéndola consolidada. Lo mismo
ocurre con el nivel de los salarios que siguen siendo muy bajos, y
que muchas veces ni se respetan los aumentos acordados, en un país
con una inflación de más de un 30 por ciento.
El
avance del sector patronal que encabeza Capriles lleva al chavismo a
una situación inédita porque de perder las elecciones (sin haber
dado ninguna conquista substancial a la clase trabajadora y al pueblo
pobre) pone en duda todo el proyecto "bolivariano",
proyecto patronal que a grandes rasgos consiste en usar la renta
petrolera para desarrollar una "burguesía nacional". Y
todo la "boli-burguesía", los funcionarios y la burocracia
estatal acomodada perderían sus prebilegios. Por otra parte, el
chavismo, como todo régimen bonapartista depende de un Bonaparte, y
el estado de salud de Chávez hace difícil que pueda dirigir una
oposición y volver a presentarse para ser presidente dentro de 5
años.
En
ese marco no es de extrañar las amenazas de Chávez -después tuvo
que desdecirse- de que Venezuela entraría en guerra civil si pierde
las elecciones, y el llamado a "los ricachones" a que lo
voten prometiéndoles que seguirán ganando mucho dinero. Aunque para
los actos de cierre de campaña de las grandes ciudades sigue
hablando de "la patria socialista" y que está
"construyendo el socialismo". Nada más falso.
Frente
a estos dos grandes y fuertes sectores patronales se presenta la
candidatura obrera de Orlando Chirino del PSL (Partido Socialismo y
Libertad) que es miembro de la UIT-CI (Unión Internacional de los
Trabajadores-Cuarta Internacional) cuyo partido hermano en Argentina
es Izquierda Socialista (IS), el que junto con el PO y el PTS son
integrantes del Frente de Izquierda y de los Trabajadores. Más allá
de que no compartimos las posiciones pasadas del PSL que muchas de
ellas fueron filo chavistas (y de Izquierda Socialista que apoyó a
las patronales del campo en la Argentina durante el 2008), es
altamente progresiva en Venezuela la sola presencia de una
candidatura obrera en una situación política tan polarizada entre
los bloques patronales que lideran Chavéz y Capriles, para darle a
la clase obrera y al pueblo trabajador una alternativa de
independencia política de clase batallando contra estas dos opciones
patronales. Dando una pelea tanto contra la falsa ideología del
socialismo chavista, como contra la política pro-imperialista de
Capriles.
A
diferencia del FIT -que en Argentina durante las elecciones pasadas
jugó de pata izquierda del kirchnerismo sin criticarlo y sin
denunciar el ajuste que se traían entre manos, así como la
existencia de presos por luchar y la judicialización de las luchas-,
la posición del PSL venezolano es mucho más valiente, no sólo
porque están en un país donde actúa sicarios contratados por las
patronales, sino también porque enfrenta ambas opciones patronales,
y particularmente por resistir al chavismo que lo acusa de dividir
"al pueblo" y con eso ayudar a Capriles.
Al
apoyar la candidatura del PSL no podemos menos que decir que este
partido no es consecuente para aprovechar la campaña electoral
diciéndole a la clase trabajadora, no solamente que el chavismo no
es socialismo, sino fundamentalmente, que para llegar al socialismo
hay que realizar una revolución que expropie a la burguesía y al
imperialismo, los bancos, las fábricas, la tierra, las grandes
cadenas de supermercados, etc. Sólo así, con la clase obrera en el
poder y expandiendo la revolución a latinoamérica y el mundo, los
trabajadores venezolanos podrá empezar a construir el socialismo,
erradicar de una vez por todas la miseria y terminar con los
padecimiento de los oprimidos, y no darle ninguna chance más a la
burguesía para volver a dirigir los destinos de Venezuela.
Liga
Comunista de los Trabajadores
o1-10-2012
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