Visita de Obama
a Cuba:
El
imperialismo de los EE.UU. cambia su política; el castrismo no,
sigue restaurando el capitalismo en Cuba
La
revolución cubana fue durante mucho tiempo la revolución que guio a
la mayoría de los luchadores en el mundo y principalmente en América
Latina. Era el gran ejemplo a seguir, tanto es así que en las
décadas del ’60 y ’70 miles jóvenes perdieron sus vidas
tratando de repetir la experiencia de la revolución cubana.
La
lucha guerrillera no es un método obrero, es un método utilizado
preferentemente por la clase media radicalizada. El triunfo de la
revolución cubana sólo fue posible por la combinación de la crisis
económica, de la crisis del régimen sanguinario de Fulgencio
Batista, de lucha guerrillera encabezada por Fidel Castro y de la
huelga general de masas que a último momento aisló aún más al
gobierno.
En
el contexto de la guerra fría, el triunfo de la revolución cubana,
originó una airada respuesta del imperialismo norteamericano. Los
ataques, sabotajes y atentados, y la fracasada invasión
contrarrevolucionaria de bahía de Cochinos, provocaron una repuesta
revolucionaria de las masas cubanas. En 1961 Fidel Castro declaró el
inicio de la revolución
socialista en Cuba, y los
grandes capitalistas y las empresas transnacionales fueron
expropiados.
Pero,
más allá de los que haya dicho Castro y los stalinistas por el
mundo, y repitan los periodistas burgueses; la estatización de los
medios de producción no es en sí mismo sinónimo de socialismo, o
de revolución socialista. Porque a diferencia de la Revolución Rusa
-o Revolución de Octubre-, en Cuba no hubo partido obrero marxista y
revolucionario, como fue el Partido Bolchevique, ni fue la clase
obrera la vanguardia de la lucha ni surgieron organismos de poder
como fueron los Soviet. Y al no tener un partido marxista
revolucionario (el factor subjetivo –dirección/consciencia- es
determinante) al frente del proceso, no se dieron los revolucionarios
cubanos la orientación de construir organismos obreros para ejercer
el poder y sin dichos organismos no hay democracia obrera: no hay
poder de clase. Y pasado el fulgor revolucionario el régimen de
partido único se empezó a burocratizar ganando cada vez más
espacio el stalinismo que respondía a la burocracia de la URSS, con
su concepción de “socialismo en un sólo país”.
Pero
igualmente la revolución cubana fue muy importante, fue la primera y
única revolución que expropió a la burguesía en América Latina,
y creo un estado semejante a los otros estados donde se expropió
(URSS, China, Yugoslavia, etc., etc.) por eso fue correcto llamarlo
un Estado Obrero Burocratizado. Todo esto a escasas 90 millas del
imperialismo norteamericano, el más fuerte del mundo. Y aún con la
conversión stalinista de Fidel Castro, en 1966, desde La Habana se
impulsó la conferencia Tricontinental y la Organización de
Solidaridad de los Pueblos de África, Asia y América Latina, y en
1967 creó la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS),
como organismos encargados de impulsar la lucha anti-imperialista en
América Latina y los países del tercer mundo. Pero todo eso se
abandonó prontamente con el fracaso de la guerrilla foquista en
Bolivia y el asesinato del Che Guevara en 1967, poniendo fin a la
etapa de apoyo de Cuba a los movimientos guerrilleros en América
Latina. A partir de ese momento, el castrismo hizo un giro en su
política, ya no apoyaba los movimientos revolucionarios sino que
buscaba aliados entre militares de izquierda o movimientos
nacionalistas burgueses. En ese marco no es de extrañar que al
Sandinismo le aconsejaron no expropiar a la burguesía en Nicaragua o
al Farabundo Martí no tomar el poder en El Salvador, o que hayan
apoyado al PRI en México y a Carlos Andrés Pérez en Venezuela en
los años ‘80.
Cuba
logro sobrevivir al bloqueo del imperialismo norteamericano durante
las casi tres décadas siguiente, entre otros factores, por la
“ayuda” soviética. La isla por sí sola, a pesar del sacrificio
heroico de su pueblo, no podía resistir a más grande potencia
imperialista. Desde 1961 hasta 1989, la burocracia del Kremlin apoyó
a Fidel Castro con petróleo, tecnología, armas, alimentos y precios
subsidiados. Este “ayuda” soviética, vital para la economía de
la isla, no fue desinteresada. Los burócratas rusos apoyaron a
Castro con el objetivo que éste moderara su política y se
transformara en un aliado internacional de la ex URSS. O sea, para
que llevara una política contrarrevolucionaria.
Después
del derrumbe de la exURSS y de los Estados Obreros Burocratizados de
Europa del Este, en 1989/91 y con el pretexto de la sobrevivencia de
la revolución, la burocracia cubana inició con firmeza una apertura
hacia el capitalismo. Todo eso se escondía detrás de discursos de
Fidel Castro a favor de la “patria socialista”, pero se estaban
operando cambios graduales, inspirado en el modelo chino y
vietnamita, de un lento pero firme proceso de restauración
capitalista bajo la férrea mano de la burocracia del Partido
Comunista de Cuba.
Esto
fue lo que se denominó el “período especial” en los primeros
años de los ‘90, que fue de
grandes penurias para las masas cubanas. Fue el período en donde
hizo falta de todo, mientras los burócratas cubanos recorrían el
mundo tratando de convencer a los capitalistas para que invirtieron
en la isla. La necesidad apremiante de conseguir capital y materias
primas para vencer el hambre, fue la justificación ideológica de
estos primeros pasos balbuceantes hacia el capitalismo.
Este
proceso de restauración capitalista trajo los primeros cambios
políticos, como las reformas a la Constitución en 1995, en donde se
introdujo el concepto de propiedad privada. Asimismo, se aprobó,
entre otras leyes importantes, la Ley 177 sobre Inversiones
Extranjeras, el Decreto 162 sobre Aduanas y el Decreto 165 sobre la
creación de Zonas Francas y parques Industriales.
En
la medida en que iniciaba un lento pero firme retorno a la economía
capitalista, también se reprodujeron las mismas lacras sociales que
la revolución había erradicado. Con el auge del turismo ha
resurgido la prostitución, los clubes nocturnos y cabarets que el
mismo Fidel Castro había clausurado al inicio de la revolución, por
considerarlos una afrenta para los cubanos. Pero ahora todo eso, como
es son una necesidad para el turismo de Europeos, canadienses y
norteamericanos, es visto con buenos ojos y buscan justificarlo.
Antes
del triunfo de la revolución en 1959, Cuba vivía esencialmente del
turismo y la venta de azúcar. Ahora, el castrismo pretende salir de
la bancarrota entrando al mismo camino. La lógica es de hierro, ya
lo previó León Trotsky en La
revolución traicionada, al
analizar a la burocracia stalinista. Esta hará cualquier cosa, hasta
llevar nuevamente a Cuba a ser una semi-colonia pobre, antes de
perder sus privilegios de casta. Pero nunca impulsará la revolución
socialista mundial, porque eso es inclinar la balanza en favor de la
igualdad,
y la burocracia stalinista que se dice “comunista”, no era ni es
para nada comunista.
La
reciente vista de Obama a Cuba, tras la reapertura de la embajada
norteamericana el año pasado, marca el cambio de la política del
imperialismo que no quiere quedarse sin el negocio de la restauración
capitalista en la isla, pero en esto no hay ningún cambio en la
burocracia castrista. Hoy el levantamiento del bloque económico, que
sólo era llevado adelante por dos países (EE.UU. e Israel), no
significa nada más que el aceleramiento de la restauración
capitalista. O mejor dicho; el más rápido desarrollo capitalista de
Cuba.
Mientras
tanto el imperialismo norteamericano y la naciente burguesía cubana,
surgida de las entrañas de la burocracia castrista, buscan el
recambio más conveniente ante la inminente desaparición física de
Fidel y Raúl Castro, y de toda la generación que encabezó la
revolución.
Sin
embargo no todo es cielo despejado para la burguesía y la burocracia
castrista. Hay un actor que como un tigre está agazapado esperando
el momento de saltar; nos referimos a los gusanos
cubanos en el exilio que reclaman la indemnización sobre sus bienes
expropiados (y la indemnización por décadas de lucro cesante, que
se trata de miles de millones de dólares) que esperan el momento
para volver, porque saben que el imperialismo de ellos no se van a
olvidar y saben también que cuanto más semi-colonial y pobre sea
Cuba más necesitará de la ayuda Norteamericana y más fuerza tendrá
EE.UU para imponer condiciones. Y esto entrará en contradicción y
posible colisión con la burguesía castrista en la isla.
Los
socialistas revolucionarios de la LCT no tomamos partido por ninguno
de estos bandos, porque ambos son pro-capitalistas, pero si hubiera
una invasión norteamericano o una guerra civil entre la burguesía
gusana y la burguesía castrista no dudaremos en situarnos en el
campo militar
de ésta última pero manteniendo total
independencia política para
luchar por una salida obrera y socialista. Porque, la misma historia
de Cuba lo demuestra, sólo la clase obrera construyendo una
dirección revolucionaria sacará del atraso y la opresión
imperialista a Cuba, y a todos los países semi-coloniales del mundo.
Sin
embargo no todo es cielo despejado para la burguesía y la burocracia
castrista. Hay un actor que como un tigre está agazapado esperando
el momento de saltar; nos referimos a los gusanos
cubanos en el exilio que reclaman la indemnización sobre sus bienes
expropiados (y la indemnización por décadas de lucro cesante que se
trata de miles de millones de dólares) y que esperan el momento para
volver, porque saben que el imperialismo de ellos no se van a olvidar
y saben también que cuanto más semi-colonial y pobre sea Cuba más
necesitará de la ayuda Norteamericana y más fuerza tendrá EE.UU
para imponer condiciones. Y esto entrará en contradicción y
posible colisión con la burguesía castrista en la isla.
Los
socialistas revolucionarios de la LCT no tomamos partido por ninguno
de estos bandos, porque ambos son pro-capitalistas, pero si hubiera
una invasión norteamericano o una guerra civil entre la burguesía
gusana
y la burguesía castrista no dudaremos en situarnos en el campo
militar de ésta última pero
manteniendo total independencia
política para luchar por una
salida obrera y socialista. Porque, como la misma historia de Cuba lo
demuestra, sólo la clase obrera construyendo una dirección
revolucionaria sacará del atraso y la opresión imperialista a Cuba,
y a todos los países semi-coloniales del mundo.