Al dejar Fidel Castro el timón del Estado y del Partido Comunista, hace cuatro años atrás, le cedió a su hermano Raúl la antorcha de la burocracia stalinista para seguir iluminando las recetas neo-liberales en la isla, dejándoles a los capitalistas y a los imperialistas del mundo la oportunidad histórica de rematar y privatizar toda Cuba, y terminar definitivamente con la conquistas de la revolución democrática y social de 1959, que llevó a expropiar a la burguesía y al imperialismo en 1961.
Al llegar la década del '90, la caída de la Unión Soviética significó para la burocracia del PCC la perdida de su principal socio político y económico, dándose paso el “Período Especial”. En ese período (del año 1991 al 95), se apreciarían como nunca antes las contradicciones de un régimen que se decía “socialista”, y demostraba en los hechos, que la brecha de riqueza y privilegios de la casta burocrática del Partido Comunista, y de las masas proletarias cubanas, eran cada día más grandes e insalvables. Su producción y comercio exterior llegó a frenarse en un 80%, dejando en largos paros a los trabajadores del motor productivo azucarero, como la incipiente producción agrícola. Para principios del '95 se fomento la inversión privada, las empresas de capitales mixtos, y una doble moneda convertible en los servicios de turismo como principal soporte de la golpeada economía cubana, ampliándose aún más su brecha social.
Con el inicio del nuevo milenio, las burguesías latinoamericanas entrarían en colapso y se entablarían grandes procesos de estallidos sociales, movilizaciones populares, y caídas de gobiernos liberales pro-imperialistas (De La Rua, Sanchez de Lozada, etc). A caballo de estos procesos se darían gobiernos de signo bonapartista, llamando a construir el “Socialismo del siglo 21”, donde Chávez, Ortega y luego Evo Morales y Rafael Correa le darían formalmente matriz ideológica, de lucha en el marco del sistema, a las direcciones del movimiento obrero, llevando a la impotencia a la vanguardia obrera, campesina y popular, por seguir a estas direcciones que no impulsan políticas revolucionarias y socialistas en los diferentes procesos de lucha. Esta desviación de la lucha de las movilizaciones populares y de las luchas obreras se pagaría (y se paga) con asesinatos de dirigentes obreros en Venezuela, golpe y crímenes en Honduras, asesinatos de estatales en Ecuador, o de campesinos y mineros en Bolivia, donde la reacción oligárquica acrecienta su poder con su puño de hierro en las “Media Lunas” fascistas de varias prefecturas (provincias) bolivianas, como otros procesos de lucha en el resto del continente. Inclusive en la misma Cuba -donde todos los días se encarcelan opositores y dirigentes, muchos de ellos verdaderamente comunistas-, miembro del ALBA, representantes de estas burguesías “de izquierda”, negocian con el imperialismo estadounidense para dar más seguridad jurídica, a los futuros capitales de ese lugar y de Europa. Con esa base, los miembros del ALBA, y del Mercosur, tratan de llevar adelante el irrealizable, utópico y reaccionario proyecto (en esta época mundial de dominación imperialista del mundo por la burguesía de unos pocos países, de concentración de capitales, tecnologías y mercados) de construcción de fuertes burguesías nativas en los países semi-coloniales que le disputen al imperialismo mundial el control.
Mientras tanto en Venezuela se comienza a recrear desde el Estado, con el aparato político del PSUV, una nueva burguesía, la “Boli-Burguesía” (“Bolivariana”). Los Castro ven ahí un hilo de continuidad histórica con ellos mismos y una válvula de escape para todas las contradicciones internas, estructurales, económicas y sociales que sufre el pueblo trabajador cubano desde hace décadas. Actualmente se suscitan noticias en las diferentes tapas de diarios del nuevo plan a seguir: La acumulación acelerada de capitales de la burguesía cubana y la burocracia del PC cubano, en su nuevo y débil Estado capitalista. Aún más, el mismo Fidel Castro ante declaraciones a la prensa internacional (el 9 de Septiembre), anunció que “el modelo cubano ya ni siquiera funciona para nosotros”, poniendo sobre relieve con más nitidez los dichos de su hermano Raúl, cuando éste afirmó en su asunción al poder, que iba a desarrollar “profundos cambios estructurales y de conceptos” en la isla. A los pocos días de la declaración de Fidel Castro, éste tuvo que salir a desmentir esos dichos, pero al mismo tiempo el PCC anuncia 500.000 despidos para los próximos meses, despidos que hacen pasar como cesantías, y que supuestamente deberán ser absorbidos por la actividad privada.
Desde que Raúl Castro está al frente de Cuba, se despidió o se dejó “cesante” a 200.000 trabajadores del sector estatal, como otros 100.000 en diferentes áreas de su economía, en un largo plan de reconversión capitalista calculado en un total de 1.300.000 cubanos despedidos en los próximos años sobre una población total de 11.000.000 de habitantes. Una tasa desocupacional bastante alta para el país de el “pleno empleo”. En el campo, se avanzó con la flexibilización de una nueva Ley de Tierras, donde por un lado se permite a sectores cuentapropistas armar cooperativas privadas de trabajo, orientado hacia las materias primas y el suministro en carreteras y autopistas y por el otro, “facilitar el proceso de inversión extranjera en el turismo internacional”, con una masa de inversión de capitales estimada en unos 2.200 millones de dólares en estos últimos años, favoreciendo a su vez, el manejo indiscriminado de inmuebles y servicios internos, que antes pertenecían totalmente al Estado. En el pequeño sector de la producción, ahora rige la formula de “a cada cual según lo que rinda en el trabajo”, es decir, el salario por rendimiento productivo, en el nuevo Reglamento General sobre las formas y sistemas de pago, con la idea de “uniformar la política salarial entre las empresas en perfeccionamiento empresarial y las que no están en ese proceso”, en ese camino se llegaría a que “el trabajador ganará lo que sea capaz de producir”, informó el viceministro de Trabajo y Seguridad Social, Carlos Mateu.
Pero no todo es color de rosa en los planes capitalistas de los Castro y su pandilla de burócratas del P.C.C. Desde Febrero del año pasado, y ante la apertura de las sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular (Parlamento), su presidente Ricardo Alarcon, fue por largos minutos asediado por estudiantes universitarios que criticaron el desenvolvimiento de la dinámica perjudicial de las reformas capitalistas, desde el “fallido sistema electoral vigente”, hasta las medidas de dualidad en su moneda, que sólo favorece a una pequeña parte de su población (la burocracia, la neo-burguesía y sus socios), mientras en el resto de las ciudades y el campo la clase trabajadora tiene que ahorrar varios meses de trabajo para poder conseguir insumos básicos, como jabón, u otros de carácter más sofisticados, inalcanzables para la mayoría de ellos. También se apuntó al cierre de varios hoteles internos y de derechos sindicales de los trabajadores, al deterioro de los salarios cada vez más devaluados, en contraste de la nueva moneda y regla económica aplicada desde las esferas de la Castro-Burguesía, críticas que alegaron “desarrollar y fortalecer el socialismo en Cuba”.
Es esa juventud y esa vanguardia obrera, popular y de campesinos pobres, que verá la crudeza de los planes capitalistas de los Castros y del PC la que saldrá a la lucha. Por eso mismo hay que motorizarla en un partido independiente de la clase trabajadora que marque el camino hacia la construcción de un socialismo real, tirando abajo esta burocracia chupa sangre agente de imperialistas y capitalistas, los que ven con buenos ojos los nuevos planes de los actuales verdugos “rojos” del pueblo cubano, y sus fracciones internas agrupadas en el Partido Socialdemócrata, y el Liberal. Una dirección revolucionaria en lucha por la democracia obrera, que establezca la nacionalización de la banca y el comercio exterior, la planificación económica, apuntando a fortalecer la producción y el reparto de los bienes socializados, en la construcción de una Internacional Comunista Obrera y Revolucionaria como Partido Mundial de la Revolución Socialista que impulse y expanda la revolución socialista a toda América y al mundo entero.
*Por la construcción de un partido obrero y revolucionario que luche contra el capitalismo introducido por la Castro-Burguesía del PCC! *¡Por Consejos de Obreros, Campesinos y Soldados para defender las conquistas de la revolución, y el armamento del proletariado para ejercer la democracia obrera! *¡Libertad a los presos políticos de la burocracia restauracionista! ¡Abajo la burocracia del PC, sus socios burgueses, y sus planes contra-revolucionarios! *¡Todo el poder a la Clase Obrera, apoyando su gobierno en el campesinado pobre! *¡Por una Federación de Estados Socialistas Latinoamericanos! *¡Por la construcción de una fuerte Internacional Comunista Obrera y Revolucionaria-Bajo el legado teórico-programático de la IV Internacional, que forje en todo el mundo partidos revolucionarios de la clase trabajadora en lucha por la revolución socialista! *¡Viva la Revolución Socialista Mundial!
Miguel Belor