Los dirigentes de la CTA también tienen una larga tradición de traiciones. Pero solo nombraremos las más próximas que los muestran de cuerpo entero. En el 2001, cuando la juventud trabajadora y los desocupados enfrentaban cuerpo a cuerpo a la represión de De la Rua -y Duhalde-, estos burócratas consideraban provocadores a los que participaban en la jornadas de finales del 2001 y principios del 2002.
Más allá de sus matices, ambos sectores encabezados por Yasky y Micheli tienen una larga trayectoria de avales e impulsos a proyectos políticos de conciliación de clases, actuando siempre como amortiguadores de la lucha y garantes del régimen. Si hoy aparecen en veredas diferentes es porque sus caminos políticos se bifurcaron a partir de la pelea interpatronal entre el campo y el gobierno. Ayer transitaron juntos por el Frepaso, la Alianza y el ARI, y hoy, mientras Yasky -Lista 10- camina junto a Sabbatella y el kirchnerismo, De Gennaro-Micheli apuestan sus fichas al engendro patronal de Pino Solanas, el PS, el GEN y dirigentes radicales que quieren posar más a la izquierda. Ambos son dos proyectos pro-patronales, y la CCC y el MST al apoyar a la Lista 1 de Micheli, también sostienen a la burocracia y a su proyecto patronal.
Los partidos de izquierda anti-burocrática, principalmente el PO, el PTS y el MAS, hicieron todo lo posible para ir cada uno por su cuenta y debilitar la necesaria unidad de los luchadores anti-burocráticos. El PO se cortó sólo presentando su lista -Lista 3- y de allí no se movió; el MAS -Lista 5- se mantuvo intransigente buscando que su candidato vaya al frente de una lista unitaria negándose a hacer plenarios regionales de los afiliados del CTA para elegir los candidatos, argumentando que su candidato era el de mayor representatividad; y el PTS -Lista 4-, que correctamente tenía la postura de realizar los plenarios, pero cuando vió que ella no tenía consenso la siguió manteniendo al punto de seguir sólo rompiendo la posible unidad con el MAS y otros grupos más pequeños pero con igual relevancia en la CTA. De esta forma la izquierda anti-burocrática perdió la oportunidad de conformar una lista que, aunque no gane la conducción central, al menos pueda ganar seccionales y hacer oír su mensaje clasista y de lucha anti-burocrática a muchos miles más de trabajadores. Pero divididas, estas tres listas de luchadores anti-burocráticos, ni siquiera fueron tenidas en cuenta en los debates ni en los medios de información. Por todo eso nuestra postura fue el voto crítico a cualquiera de estas tres listas clasistas.
Todavía hoy no está claro quién ganó en estas elecciones, porque tanto Yasky como Micheli se adjudican ganadores. Pero cualquiera de las dos listas que gane serán igualmente pro-patronal y burocrática, y seguirá aislando las luchas como hizo Micheli en el Garrahan, o Yasky con los docentes en varias provincias, y ambos la lucha de los trabajadores de FATE el año pasado.
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