martes, 4 de octubre de 2016

Gobierno de Macri

Crisis, miseria y más endeudamiento 

Se conocieron los números de pobreza de la nueva medición del INDEC después de tres años. El 32,2 por ciento son pobres y el 6,3 por ciento son indigentes, según los criterios de pobreza e indigencia que usa el INDEC. Rápidamente Macri salió a decir que "Este es el punto de partida sobre el que acepto ser evaluado" haciéndose el distraído sobre el hecho de que gobierna hace más de nueve meses. Y sólo en los primeros meses los despidos, tanto en el sector público como en el privado, alcanzan ya a 200.000 trabajadores. Para los que mantienen su puesto de trabajo se les ha reducido el sueldo al mantener la recomposición salarial por debajo de la inflación, se calcula una pérdida salarial promedio de un 10 por ciento. Todo esto va en paralelo a las subas en las tarifas de servicios como gas, luz, agua y transporte, con aumentos que van de un 100 por ciento en el transporte, y de un 400 por ciento hasta un 2.000 por ciento en agua, luz y gas más de un 200 por ciento. Una situación de pérdida de poder adquisitivo de los salarios que da como resultado 1,4 millones de nuevos pobres sólo en los tres primeros meses del 2016.
Pero esta respuesta de Macri, como si él no hubiera estado gobernando estos últimos 9 meses, sobre la crisis económica y el aumento de la pobreza no es fortuita. Ocurre que estamos próximos a fin de año -y el año que viene hay elecciones- y para esto el gobierno piensa gastar gran parte de los miles de millones de dólares que los organismos de crédito internacional le dieron. Al gobierno no le preocupa tanto la miseria como la posibilidad de que haya estallidos sociales, en las grandes ciudades y sus suburbios reclamando comida en estas fiestas. Y que eso empañe toda la campaña electoral del año entrante. Elecciones donde tiene que conseguir muchos diputados si quiere mantenerse con fuerza para seguir ajustando.
Ya está inyectando millones de dólares en la obra pública. Se anunciaron 50 convenios con intendentes para realizar obras de vivienda y pavimentación por 3 mil millones de dólares. Está inyección de dinero es muy importante porque los últimos datos, de agosto, indica que la actividad de la industria y la construcción seguía cayendo. Apuestan a que de aquí a fin de año haya un vientito económico favorable, pero se trata de algo artificial, creado por necesidades políticas. Las inversiones reales a la producción no vinieron ni vendrán, salvo que impongan inmediatamente la flexibilización laboral, algo poco probable aún.
En  definitiva, al solicitar créditos internacionales, a los entes financieros usurarios de siempre, para obra pública, para reactivar la industria y la construcción, le están haciendo pagar al conjunto del pueblo las necesidades políticas del gobierno y las necesidades económicas de los empresarios para la buena marcha de sus negocios. Pero no serán nuestros nietos los que paguen las consecuencias de esto, ni bien pasen la elecciones y se sienta fortalecido el gobierno avanzará más drásticamente con el ajuste.

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