La pérdida de 4 millones de votos por parte del Frente para
la Victoria ha puesto en crisis al gobierno de CFK, y ya se sabe que lo más
probable es que la segunda vuelta electoral no hará más que profundizar las
diferencias, pero aunque los porcentajes fueran los mismos, igualmente el
gobierno y su discurso está muy gravemente herido. Por derecha y por izquierda
ya está sintiendo el cimbronazo de la derrota, y en los dos años que restan de
gobierno el discurso se deshilachará progresivamente.
Y no es para menos, sólo analicemos tres elementos centrales
del "proyecto nacional y popular" kirchnerista:
-El desendeudamiento, o sea, seguir pagando la deuda externa
con el hambre del pueblo. No hay que ser muy inteligente para darse cuenta de
la patraña que es el "desendeudamiento" de que tanto se jacta el
gobierno de CFK; porque no se pueden deber 150 mil millones de dólares en el
2003, supuestamente conseguir una quita de 40 mil millones en el 2006, pagar
170 mil millones durante diez años, y, como resultado de todo eso, tener
actualmente 200 mil millones de dólares de deuda. La "década ganada"
significó pagar deuda, con el hambre del pueblo, por 170 mil millones de
dólares y seguir debiendo 50 mil millones de dólares más que en el año 2003, y
a eso le llaman un gran triunfo de la década ganada.
-El valor agregado. El gobierno se cansó de repetir que su
objetivo era industrializar al país, que el campo no daba trabajo y sí lo hacía
la industria, y por ello con la renta agraria desarrollaría la industria. Pero
la realidad es que desde hace más de tres años no se crean nuevos puestos
laborales en la industria, más bien éstos disminuyen, aumentando sí los puestos
en la actividad pública. Pero la desocupación, muy lejos de ser un 7% como dice
el gobierno, ronda entre el 15 y el 18%. Y la gran masa de dólares que ingresa
por la exportación de cereales y productos primarios, se destina integralmente
al pago de la importación
de energía principalmente gas. Se calcula en 13 mil
millones de dólares anuales el déficit energético, debido a los negociados de
Repsol y los Kirchner-Ekenazi que en estos diez años vaciaron YPF.
-Las conquistas sociales. El kirchnerismo se jacta de que en
sus diez años hubieron conquistas sociales, pero la realidad es que únicamente,
cuando perdieron las elecciones legislativas del 2009, sacaron por decreto la
asignación universal por hijo, pero eso no es más que lo que históricamente se
cobraba por recibo de sueldo cuando había trabajo para todos, como asignación
familiar por hijo o familia numerosa. La diferencia es que ahora ya no es
necesario el recibo de sueldo, o sea, tener un trabajo fijo; y esa
"conquista" es como decirles a millones que ya no conseguirán trabajo
permanente o, que no importa que trabajen en negro, superexplotados y desamparados,
total igualmente el Estado está presente... con esa miseria de asignación
universal por hijo. De igual forma las paritarias no son una conquista social
en sí misma, menos aun cuando la burocracia sindical arregla con el gobierno
negociar por debajo de la real inflación, con las patronales privadas y el
Estado.
En definitiva -con muchos discursos pero pocos logros por
mostrar-, lo que determinó la caída electoral del kirchnerismo fue la situación
económica tal como es percibida por importantes sectores de la clase
trabajadora; principalmente por la pérdida del poder adquisitivo de los
salarios y la falta de trabajo, a eso se le agrega la alta corrupción que
mancha a todos los funcionarios y llega hasta la presidencia, y también la
inseguridad o la alta tasa de delitos. Sin embargo estos dos últimos factores,
típicos reclamos de las clases medias, toman trascendencia en la opinión
pública general precisamente cuando económicamente las cosas no van bien, esto
es; cuando el salario no llega a fin de mes, cuando empieza a haber hambre y
necesidades, la bronca se acumula. De allí que después de la derrota la primera
medida fue aumentar el mínimo no
imponible y los topes de los monotributistas, pero eso no mejora la situación
de la gran masa de salariados que son los que ganan menos de 8.000 pesos. Y
también la designación de un nuevo ministro, de mano dura, de seguridad y la
movida de gendarmes para la seguridad en el Gran Buenos Aires. Todos intentos
que parecen muy pobres para poder revertir la derrota, a lo sumo buscan no
perder por más todavía.
Pero primero los patrones. Al día siguiente de asimilar la
derrota la Presidenta llamó a una reunión "con los dueños de la
pelota" y no con los que resultaron ganadores -como Massa, Carrió, etc-;
así se reunió con los representantes de los bancos, la Unión Industrial, Came,
y las cámaras de Comercio y de la Construcción. Esa es la gran preocupación del
gobierno, no perder el apoyo de los dueños de la pelota, o sea, que los grandes
capitalistas no empiecen a abandonarlo. Porque sin apoyo popular, y el sostén
de la gran patronal, el gobierno queda en el aire y se cae, o zozobra mostrando
la fragilidad del régimen frente a una lucha firme. Lo que sigue es conocido; la burguesia exigiéndole al gobierno que ajuste para corregir los desiquilibrios y el gobierno diciendo que no va a ajustar mientras ajusta.