domingo, 15 de septiembre de 2013

Tras la derrota se deshilacha el discurso kirchnerista



La pérdida de 4 millones de votos por parte del Frente para la Victoria ha puesto en crisis al gobierno de CFK, y ya se sabe que lo más probable es que la segunda vuelta electoral no hará más que profundizar las diferencias, pero aunque los porcentajes fueran los mismos, igualmente el gobierno y su discurso está muy gravemente herido. Por derecha y por izquierda ya está sintiendo el cimbronazo de la derrota, y en los dos años que restan de gobierno el discurso se deshilachará progresivamente.

Y no es para menos, sólo analicemos tres elementos centrales del "proyecto nacional y popular" kirchnerista:

-El desendeudamiento, o sea, seguir pagando la deuda externa con el hambre del pueblo. No hay que ser muy inteligente para darse cuenta de la patraña que es el "desendeudamiento" de que tanto se jacta el gobierno de CFK; porque no se pueden deber 150 mil millones de dólares en el 2003, supuestamente conseguir una quita de 40 mil millones en el 2006, pagar 170 mil millones durante diez años, y, como resultado de todo eso, tener actualmente 200 mil millones de dólares de deuda. La "década ganada" significó pagar deuda, con el hambre del pueblo, por 170 mil millones de dólares y seguir debiendo 50 mil millones de dólares más que en el año 2003, y a eso le llaman un gran triunfo de la década ganada.

-El valor agregado. El gobierno se cansó de repetir que su objetivo era industrializar al país, que el campo no daba trabajo y sí lo hacía la industria, y por ello con la renta agraria desarrollaría la industria. Pero la realidad es que desde hace más de tres años no se crean nuevos puestos laborales en la industria, más bien éstos disminuyen, aumentando sí los puestos en la actividad pública. Pero la desocupación, muy lejos de ser un 7% como dice el gobierno, ronda entre el 15 y el 18%. Y la gran masa de dólares que ingresa por la exportación de cereales y productos primarios, se destina integralmente al pago de  la  importación  de  energía  principalmente gas. Se calcula en 13 mil millones de dólares anuales el déficit energético, debido a los negociados de Repsol y los Kirchner-Ekenazi que en estos diez años vaciaron YPF.

-Las conquistas sociales. El kirchnerismo se jacta de que en sus diez años hubieron conquistas sociales, pero la realidad es que únicamente, cuando perdieron las elecciones legislativas del 2009, sacaron por decreto la asignación universal por hijo, pero eso no es más que lo que históricamente se cobraba por recibo de sueldo cuando había trabajo para todos, como asignación familiar por hijo o familia numerosa. La diferencia es que ahora ya no es necesario el recibo de sueldo, o sea, tener un trabajo fijo; y esa "conquista" es como decirles a millones que ya no conseguirán trabajo permanente o, que no importa que trabajen en negro, superexplotados y desamparados, total igualmente el Estado está presente... con esa miseria de asignación universal por hijo. De igual forma las paritarias no son una conquista social en sí misma, menos aun cuando la burocracia sindical arregla con el gobierno negociar por debajo de la real inflación, con las patronales privadas y el Estado.

En definitiva -con muchos discursos pero pocos logros por mostrar-, lo que determinó la caída electoral del kirchnerismo fue la situación económica tal como es percibida por importantes sectores de la clase trabajadora; principalmente por la pérdida del poder adquisitivo de los salarios y la falta de trabajo, a eso se le agrega la alta corrupción que mancha a todos los funcionarios y llega hasta la presidencia, y también la inseguridad o la alta tasa de delitos. Sin embargo estos dos últimos factores, típicos reclamos de las clases medias, toman trascendencia en la opinión pública general precisamente cuando económicamente las cosas no van bien, esto es; cuando el salario no llega a fin de mes, cuando empieza a haber hambre y necesidades, la bronca se acumula. De allí que después de la derrota la primera medida fue aumentar el mínimo no   imponible y los topes de los monotributistas, pero eso no mejora la situación de la gran masa de salariados que son los que ganan menos de 8.000 pesos. Y también la designación de un nuevo ministro, de mano dura, de seguridad y la movida de gendarmes para la seguridad en el Gran Buenos Aires. Todos intentos que parecen muy pobres para poder revertir la derrota, a lo sumo buscan no perder por más todavía.

Pero primero los patrones. Al día siguiente de asimilar la derrota la Presidenta llamó a una reunión "con los dueños de la pelota" y no con los que resultaron ganadores -como Massa, Carrió, etc-; así se reunió con los representantes de los bancos, la Unión Industrial, Came, y las cámaras de Comercio y de la Construcción. Esa es la gran preocupación del gobierno, no perder el apoyo de los dueños de la pelota, o sea, que los grandes capitalistas no empiecen a abandonarlo. Porque sin apoyo popular, y el sostén de la gran patronal, el gobierno queda en el aire y se cae, o zozobra mostrando la fragilidad del régimen frente a una lucha firme. Lo que sigue es conocido; la burguesia exigiéndole al gobierno que ajuste para corregir los desiquilibrios y el gobierno diciendo que no va a ajustar mientras ajusta.

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