Hay muchas comisiones internas que estan dirigidas por fuerzas de izquierda, y la gran mayoría se dicen anti-burocráticas, pero los partidos a los que responden priorizan su construcción molecular-electoral (PO-MST), otros como el PTS se quieren recostar sobre la burocracia sindical “progresista” del CTA aconsejándola, y al igual que el MAS –y otros pequeños grupos– la salida la ven en la construcción de un Partido de los Trabajadores o en un Movimiento Político de los Trabajadores, lo que es lo mismo porque dicho partido o movimiento está orientado para una salida política electoral, pero… de clase, nos dicen. Y mientras esto no se de –y no se dará porque para eso debe surgir una fuerte vanguardia obrera que luche por reformas y que vea en la representación parlamentaria una forma de fortalecer y mejorar las conquistas de la clase, algo totalmente irreal en este marco político– los partidos o fuerzas políticas de izquierda priorizan su construcción molecular defendiendo a capa y espada sus espacios ganados. Esto es lógico y necesario porque la lucha contra la patronal y la burocracia así lo requiere, pero deja de serlo cuando los intereses de esos partidos se contraponen a las necesidades de unidad de la clase trabajadora.
Sin embargo la construcción molecular –o a grandes sal-tos– siempre existirá; la diferencia en este punto con estos partidos, está en sus visiones e interpretaciones unilaterales y funcionales a las necesidades políticas de su construcción, que pierden de vista el eje ordenador de la política de frente único obrero; para en ese marco, y fortaleciendo el frente único obrero, dar las batallas políticas necesarias y ganar para la construcción partidaria.
Es por esto –porque niegan la política de frente único obrero– que a pesar de los golpes recibidos en las luchas quieren hacerlos pasar por triunfos de sus políticas–, y no luchan por poner en pié un Congreso nacional de delegados de bases. Algunos sólo proponen encuentros regionales donde ellos tienen fuerzas, o donde creen que puede ganar algo…, y a veces la lucha los obliga a hacen Encuentros, de organizaciones, como el que se realizó el último 26 de septiembre en el Hotel Bauen, pero de conjunto sus políticas se orientan a mantener atomizadas las luchas de la clase trabajadora.
Hay que construir el partido obrero revolucionario. Sin partido revolucionario no hay manera de fecundar una vanguardia obrera que pueda enfrentarse con éxito a las patronales y la burocracia, ni hay posibilidad de independencia política de clase, frente a los partidos patronales. Tal como dijera Trotsky –que aprendió de Lenin–, así como la ley del valor está en el corazón de la crítica de la economía política realizada por Marx, el partido está en el corazón de la política revolucionaria, sin él no hay posibilidad de ninguna transformación revolucionaria de la sociedad. Pero el partido no es solamente el aparato y sus militantes –y mucho menos su autobombo–, el partido es principalmente su estrategia, su programa y su orientación política.
¡¡¡Construyamos
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