sábado, 26 de mayo de 2018
SOBRE CIERTAS POSICIONES DEL NUEVO MAS – UNA CRITICA
El pasado 9 de Mayo se llevó a cabo la marcha al congreso contra el tarifazo. Ese mismo día Manuela Castañeira, dirigente y figura pública del N.MAS, planteo, en dos entrevistas diferentes, que frente al avance anti-democrático y ajustador del gobierno, y como la situación económica no llegaba al 2019, lo correcto era adelantar las elecciones y exigirle medidas a la CGT.
Como se trata de una orientación politica general de la dirección del N.MAS al conjunto del pueblo trabajador (y no algo que todavía se esté debatiendo) nos parece pertinente polemizar con los compañeros de ese partido sobre esta orientación política, de cara a las masas y la vanguardia, para que a través del debate se clarifique que respuesta política es la que mejor se ajusta a la situación política actual.
En entrevista con Fernández Llorente de C5N Castañeira planteo (y pueden confirmarlo por la página del N.MAS) que: “No puede ser que siempre que allá un problema la paguen los trabajadores, entonces eso nos lleva también a otro problema democrático: Macri a estafado al pueblo argentino, lo hizo en la campaña electoral, entonces ahora el problema es ¿Cómo salimos de esto? (…) por eso la CGT tiene que llamar a medidas, hay que impulsarlo desde abajo, pero hay que hacer otra discusión también, que el gobierno de Macri, así no debería seguir y que el pueblo trabajador tiene que poder opinar, entonces desde ese punto de vista una salida también podría ser el adelanto de las elecciones”.
Se trata de una orientación política totalmente adaptada al régimen democrático-burgués y a la burocracia sindical. Castañeira dice que hay que presionar a la CGT desde abajo para que tome medidas ¿Cómo se presiona? La compañera no lo dice, pero en el último número de su prensa el N.MAS plantea, entre otras cosas, la formación de asambleas en los puestos de trabajo. Pero esto plantea dos problemas.
El primero es ¿Quién la convoca? Porque no lo puede hacer cualquier trabajador, que estaría a la merced de las represalias de la patronal. Solo el delegado, que cuenta con fueros, puede hacerlo sin que lo echen. Ahora si el delegado pertenece a la burocracia (sea esta de los gordos o independientes; sea del moyanismo o del kirchnerismo) y está en buenos términos con la empresa no va a pasar nada, a lo sumo se elevarán algunos reclamos a la oficina de personal. En el caso de que se esté en malas relaciones con la patronal la burocracia podría (léase bien, podría) llamar a una asamblea pero si no se cuenta con una firme oposición clasista es difícil que se tomen medidas de fuerza (y en el caso de que existiera se vuelve aún más difícil de que la burocracia convoque una asamblea).
La segunda ¿Por qué hay que limitarse a presionar a la burocracia? Porque al limitarse a exigir y presionar “desde abajo” lo que se hace es empujar, literalmente, a la burocracia. Pero ella no se queda inmóvil: verán cómo pueden empujar en sentido contrario sin perder el control de sus bases (y ya han mostrado muchos triunfos en ese aspecto). La posición trotskista clásica, que enseñaba León Trotsky (y que no ha caducado) es que la lucha no es por presionar sino por disputar la dirección de las masas. En una situación de retroceso como la actual la lucha que se impone es por el frente único obrero (y no por la más amplia unidad de acción, que es otra cosa). Y este frente tiene su concretización de la mano de impulsar un Congreso Obrero de Delegados de Base (del que trataré más adelante) Al quedarse la burocracia librada ante una situación donde solo se le presiona (y no se le disputa el mando político) entonces puede maniobrar con mayor holgura. Ahora pasemos a discutir el llamado a adelantar elecciones.
Consideramos que ese llamado no sirve para la independencia política de los trabajadores sino que, al contrario, refuerza su confianza política en el sistema republicano-burgués. Porque Macri-Cambiemos son, en definitiva, el gobierno que se encarga de llevar a cabo el ajuste porque gano las elecciones y porque la crisis capitalista mundial así se lo demanda y no solamente por convicciones políticas propias. Si en el 2019 (o el 2018, si se cumplen los deseos del N.MAS) se celebran elecciones el que las gane también se verá obligado a implementarlo, como señalo Nicolas Massot, cuando era entrevistado por Laje en A24 y no sabía que estaba al aire, o como Palazzo de la bancaria o Atilra, sindicatos dirigidos por kirchneristas, que se sumaron al club de “Paritarias al 15%”, contribuyendo con el ajuste, o los distintos diputados, senadores y gobernadores que no son de Cambiemos y sin embargo militan el ajuste igualmente. Entonces el llamado a elecciones termina perjudicando a las masas, porque en vez de combatir su atraso político con denuncias claras y políticas transicionales se termina yendo a la rastra de su atraso político, de los zig-zageos que puedan pegar y a partir de ahí elaboran política; es decir, se cae en el movimientismo, cediéndole a las ilusiones de las masas. Y de esta manera se pierde una gran oportunidad para denunciar el mecanismo de engaño deliberado que es el régimen democrático-burgués, porque como bien decía Castañeira, Macri había estafado en las elecciones (y no solo él, sino también la oposición burguesa), pero no es verdad que las masas puedan decidir mediante el voto, que es algo que los trotskistas principistas hemos venido denunciando desde siempre. No hacerlo es adaptarse políticamente. Es decir, acá el problema es el capitalismo; Macri-Cambiemos es solo un síntoma.
La dirección del N.MAS podrá atajarse diciendo que, como no existen organismos donde disputar la dirección de las masas, el llamado a elecciones pondría en jaque al gobierno y a la oposición burguesa. Pero precisamente esta clase de organismos se crean con la intervención de los revolucionarios y de la clase obrera en lucha. Y en esa lucha no tiene por qué ser ofensiva, no tienen por qué existir soviets u asambleas populares. Porque esa lucha, aunque para las masas sea defensiva, para nosotros, partiendo de allí, es ofensiva porque de lo que se trata es de derrotar al gobierno y su ajuste, aunque hoy no haya soviets o asambleas populares. Lo que nos vuelve a nuestro planteo por un Congreso Obrero de Delegados de Base para que el triunfo de esa lucha apunte a una salida de clase. Si no hay una salida de clase, un gobierno revolucionario de los trabajadores, no hay derrota del ajuste
En esta situación pre-revolucionaria (avanzada del gobierno sobre los trabajadores, jubilados y el conjunto del pueblo pobre, fracaso del plan económico, reconstrucción del PJ aún en proceso, luchas obreras y populares atomizadas) se vuelve fundamental el congreso obrero de delegados de base que no excluya a la burocracia sindical (que tiene todavía el control de la mayoría de los trabajadores) sino que esté abierta a todas las tendencias del movimiento obrero mientras estén a favor de lucha contra el ajuste y los ataques del gobierno, y se avengan a métodos democráticos de funcionamiento de dicho Congreso.
Pero esta condición no es solo por la fuerza de la burocracia sobre el movimiento obrero, sino que lo que se busca es que frente a un llamado concreto a encabezar la lucha contra el ajuste la burocracia sindical termine por desenmascarar su rol como cómplices del ajuste. ¿Pero cómo hacemos para ponerlo en pie? No renunciamos de la denuncia/exigencia a la burocracia, en los momentos y situaciones particulares donde corresponda, pero la izquierda puede (y debe) formar un comité nacional de luchas para agrupar todas las luchas en curso que están divididas y organizar plenarios abiertos a toda tendencia del movimiento obrero y desde allí luchar por poner en pie el congreso obrero de delegados de base.
La pasada asamblea del Hospital Posadas (donde participaron delegados de PAMI, Río Turbio, Ingeniero La Esperanza, etc.), el Encuentro de Trabajadores de Neuquén o el Encuentro del SUTNA son gratos ejemplos de que existe terreno fértil para esta propuesta y que no se trata de una abstracción. Más aún, los realmente revolucionarios no pueden limitarse a hacer lo que la burocracia sindical quiere hacer, porque si no dejaríamos pasar el ajuste sin dar real pelea, debemos dar un paso más en el sentido de la organización y la lucha. El congreso de delegados de base apunta a no quedarse a la saga, y como furgón de cola, de la burocracia sindical.
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