Terminaron
las PASO. Y entre la izquierda reflota una pregunta ¿y ahora qué sigue? Las
PASO dejaron por resultado un aparente avance del macrismo (no estamos hablando
de elecciones definitivas), ya que saco el primer lugar en provincias que
habían sido gobernadas por partidos-caudillo desde 1983, como el MPN en
Neuquén.
El
kirchnerismo, por su parte, gano en la provincia de Buenos Aires, pero por un
margen de diferencia con Cambiemos menor a un 1% y además salió en el segundo
puesto de la mayoría de las provincias donde se presentó.
El
FIT supero las PASO y con una votación superior a la del 2015, pero sin llegar
a superar su histórico techo del 2013. Y el debutante IFS hizo una buena
primera elección y podrá presentarse en distintas provincias (como Córdoba)
pero no podrá medirse contra el FIT en Bs.As.
Entonces,
con este horizonte, es necesario hacerse una pregunta ¿Por qué, a pesar del
avance del ajuste, Cambiemos avanzo en las PASO? ¿Existe una derechización de
las masas? En nuestra opinión no. En los casos de las distintas provincias
donde se consolido Cambiemos es porque se combinó el voto castigo a sus
partidos caudillo (MPN, los hermanos Saa en San Luis, el Kirchnerismo en Santa
Cruz, etc.) porque ellos también aplican
el ajuste, con un rechazo de amplios sectores a la vuelta del kirchnerismo.
Esto por sí solo no prueba derechización alguna en las masas, porque mejorar la
situación internacional y nacional del país es un reclamo valido de las mismas:
ellas tienen todo el derecho a reclamar porque sus condiciones mejoren.
Distinto
hubiese sido si, por ejemplo, frente a la desaparición de Santiago Maldonado el
conjunto de sus votantes (que excede por creces su aparato partidario) no
hubiese participado de las marchas por él. La polarización de Cambiemos
contra el Kirchnerismo, echando en cara los casos de corrupción (Baez, De Vido)
y la comparación de ese partido con el PSUV de Maduro y su gobierno, sumado al
desprestigio del kirchnerismo en distintas provincias (Santa Cruz) hizo que
este no alcanzara los resultados esperados según encuestas, aun a pesar de
haber ganado en la provincia de Buenos Aires. Massa y Randazzo, aunque salieron
en 3% y 4% puesto, fueron relegados por la mayoría de las masas como opciones
no viables.
¿Y
la izquierda por qué no crece electoralmente? Se dan varias respuestas. Una de
las más repetidas es que el FIT no creció por culpa de que el IFS salió a
hacerle competencia. Pero para nosotros la razón por la que ninguno de los dos
frentes creció exponencialmente (el FIT todavía no supero su techo del 2013)
fue, por un lado, por las derrotas obreras (AGR-Clarin, Pepsico, Colectivos de
Córdoba, Docentes, etc.) que se causaron por dos motivos: primero porque la
burocracia sindical hizo cuanto pudo por derrotar estos conflictos, y segundo
porque cuando alguno de los cinco partidos más grandes dirigía o tenía alguna
influencia en algún conflicto levantaron una política vanguardista y aislante.
Es decir, hacer marchas, exigir la huelga general del gremio y boicot económico
a las empresas, pero nunca una política coordinando y unificando a los que
luchan y planteando una organización superior desde donde enfrentar y embretar
a las direcciones sindicales. Ese es el factor principal que le sirvió al
kirchnerismo para reposicionarse.
El
otro factor fue la política oportunista de estos frentes. Fue oportunista
porque en la orientación política que daban, los dos frentes le cedían a la
ilusión más elemental entre las masas: que votando se solucionan las cosas. El
discurso de Myriam Bregman en el cierre de campaña del FIT es un ejemplo de
ello. Allí dijo que “nosotros peleamos por una verdadera perspectiva
anti-capitalista, por terminar con este sistema de opresión, de explotación y
porque gobiernen los trabajadores, por eso para derrotar a Macri, para derrotar
a la derecha que avanza en América Latina, para ponerle un verdadero freno a
sus planes hay que acompañar al Frente de Izquierda”. Es decir, votarlos.
Esta clase de discursos no son privativos del PTS. M. Ramal del PO, en la misma
fecha, decía “llamamos a la juventud y a los trabajadores anti-imperialistas
de esta ciudad y de este país a votar al Frente de Izquierda bajo las banderas
de fuera el imperialismo, repudio de las deudas externas usurarias,
nacionalización integral del petróleo y del gas y por la unidad socialista y
gobiernos de trabajadores en toda América Latina”.
Las
razones políticas para luchar por el socialismo estaban, hasta ahí bien, pero
nunca brindaban una orientación política más allá del voto al FIT. Votar a un
frente de partidos de la clase no es necesariamente igual a tener una política
revolucionaria.
Los
spots publicitarios son otro ejemplo: proponían la reducción de la jornada
laboral a 6 horas y un mínimo de 25.000 pesos. Pero en ningún momento, ni en
los spots, ni en entrevistas ni en sus cierres de campaña los representantes de
esos partidos aclararon que todas esas políticas se consiguen con la clase
obrera en el poder y que esta democracia para ricos no da margen para esa
posibilidad, que los votos no son una herramienta para que los trabajadores
logren esas conquistas.
El
caso del IFS (N.MAS + MST) fue casi idéntico. Como el FIT proponían también
consignas como la reducción de la jornada laboral (por ley); solo llegaron a
diferenciarse en dos casos puntuales: la primera fue que en uno de sus spots
proponían que si las PYMEs se funden, que sea el estado quien las financie.
Otra capitulación a las ilusiones de las masas que, esta vez, cruza la frontera
de clase más burdamente. Y el otro punto de diferencia fue la intervención de
M. Castañeira, dirigente y principal figura pública del N.MAS, en el programa
de Navarro. La compañera llego a decir que a Macri “hay que castigarlo en las
urnas y derrotarlo en las calles”. Esta frase después sería popularizada por
los militantes de ese partido y aparecería en la página web de ese partido y en
otras partes. Una frase claramente a la izquierda del discurso de los
representantes del FIT que, aun así, está completamente vaciada de contenido
porque ¿Qué quiere decir “derrotarlo en las calles”? Para muchos de los
que militamos por el socialismo “derrotarlo en las calles” puede significar un
conjunto de cortes de rutas, puebladas, huelgas generales, etc. pero siempre se
piensan en medidas de fuerza para echar al poder político. Las masas (que no
conocen ni están interesadas en la vida militante revolucionaria) no van a
comprender esto, sino que entenderán que hay que votar a la izquierda y movilizarse
para repudiar al gobierno tantas veces como sea necesario hasta derrotarlo. Los
compañeros del IFS al no aprovechar las elecciones para presentar su
orientación política le ceden, como el FIT, a las ilusiones de las masas en que
el voto es una herramienta de cambio.
Lo
que nosotros consideramos es que por supuesto hay que votar una alternativa de
clase, pero que para derrotar el ajuste es la unificación de todos los
conflictos en pugna y los por venir en un centro coordinador de luchas que
tenga como norte la formación de un Congreso Obrero de Delegados de Base que
este abierto a todos los que se dicen contra el ajuste. Es decir, unificando
las luchas obreras y populares en curso (Cervelar, estatales, Cresta Roja,
Pepsico, estudiantes, justicia por Santiago Maldonado, etc.) en un centro
coordinador podemos ir coordinando acciones concretas como marchas, cortes de
accesos (como Panamericana o Puente Pueyrredón), etc. mientras le planteamos al
conjunto de los trabajadores y sus direcciones, la necesidad de armar un
Congreso de Delegados de Base donde estén representadas todas las tendencias
del movimiento obrero que se digan contra el ajuste. Estos planteos van de la
mano de la denuncia/exigencia a la burocracia sindical para desenmascararla por
no ponerse al frente de la lucha.
No
es verdad, como plantea Convergencia Socialista de Combate y la Mesa Promotora
por una ANT (de donde fuimos burocráticamente expulsados), que las bases del
movimiento obrero odian a la burocracia sindical y sólo necesitan que la
izquierda convoque a un encuentro de luchadores para que estas rompan con la
burocracia peronista. En realidad, en el movimiento obrero hay una minoría
clasista, seguida por dos tendencias mayoritarias: las que, por resignación,
costumbre u otro motivo se apegan a la burocracia sindical, y las que cansadas
de las maniobras y falta de soluciones de la burocracia gremial se tornan
apáticas y se desafilian del sindicato. Es necesario darnos de una política de
frente único obrero y eso se expresa en la necesidad del Congreso Obrero de
Delegados de Base como planteo central para mover a la clase. La burocracia
sindical, si llega a concretarse tamaño evento, solo podrá dividirse entre no
ir (y perder ahí el control sobre sus bases) o participar obligada para no
perder el respaldo que pueda tener de las bases. Solo haciendo esta experiencia
las masas comprenderán el camino por dónde ir.
No
obstante todo esto, remarcamos que a pesar de las diferencias políticas y
teóricas que nos separan de los partidos que conforman el FIT y el IFS,
nosotros llamamos a un voto critico por ellos donde se presenten en las
próximas elecciones de Octubre, porque consideramos que al ser partidos de la
clase el voto será progresivo y porque queremos acompañar a los que creen en la
política de esos frentes en la experiencia, para remarcarles los errores donde
corresponda y que en la lucha enseñarles nuestra perspectiva.
Augusto Ferré
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