La
crisis del capitalismo mundial, y en ese marco el de la Comunidad Económica
Europea en particular, sacude el sistema de Estados mundial. Lo vimos en
Escocia donde resurgió un movimiento nacionalista separatista a raíz del
abandono de la zona Euro por parte de Gran Bretaña. Pero es el caso de Cataluña
el más significativo porque allí no sólo está en juego el derecho democrático
de auto-determinación de los pueblos, sino que también le abre la puerta a la caída
de la transición, del Régimen de 1978 y sus instituciones (pactada por
monárquicos, liberales-conservadores del PP, socialdemócratas y stalinistas,
que no contemplaba una España plurinacional), y que conllevaría a la
desaparición del Estado Español tal como lo conocemos.
Pero
los catalanes, que es el nacionalismo que desde hace poco más de una década
viene picando en punta y dejando en posición casi conservadora al nacionalismo
vasco, no son precisamente un pueblo pobre y económicamente explotado por el
Estado Español, no, al igual que los vascos, no son nada de eso. Se trata de la
economía más dinámica de España, cuya burguesía y clases medias no quieren
pagar los costos de una España en crisis. En cierto sentido la situación se
parece a la del Norte de Italia, con su Liga Lombarda, que, en los años ’90, no
quería cargar con el costo del sur agrícola y más pobre de Italia. Pero sólo en
cierto sentido, porque al mismo tiempo Cataluña es una nacionalidad real y no
lo es el norte de Italia.
Sin
embargo, esa situación no cambia el hecho de que no se trata de un reclamo
obrero ni del pueblo pobre, que son estos los sectores que más van a sufrir la
separación porque eso conlleva automáticamente la salida de la CEE y la pérdida
del comercio, al menos por un tiempo, con el resto del Estado Español. Y dejar
de pagar tributo al Estado Español no va a compensar la crisis, que, por
supuesto, la descargaran sobre los trabajadores y el pueblo pobre, de igual
forma en Estado Español que ya no contaría con los recursos económicos
catalanes.
Todo
esto se combina con la actitud opresiva y represiva del Estado Español (de la
monarquía, el gobierno de Rajoy, con el apoyo socialdemócrata) que no les
permite decidir a los catalanes sobre su autodeterminación. Lo que da una situación
de mayor legitimidad al reclamo nacionalista catalán, de la burguesía y las
clases medias, que va más allá de la autodeterminación planteado directamente
la independencia.
Este 1
de octubre se convoca a un plebiscito en Catalunya por su autodeterminación, y
el Estado Español está buscando, por todos los medios, que no se pueda
realizar. Una posición marxista principista debe tomar los dos aspectos, la
situación de opresión nacional poniéndonos siempre del lado de la nación
oprimida, y al mismo tiempo los intereses de la clase obrera. Y, como no somos
nacionalistas -porque el nacionalismo siempre conlleva los intereses de la
burguesía-, también hay que tener en cuenta, junto a los intereses del
proletariado catalán, los intereses del proletariado del Estado Español.
● Por el derecho a la
autodeterminación del pueblo catalán – Enfrentemos y derrotemos la represión
del Estado Español – En defensa de los derechos civiles y
contra las reformas laborales del 2010 y 2012, todos a la huelga general del 3
de octubre convocada por la CGT de Catalunya.
●
Formemos Comités Obreros en todo el Estado Español, y Comités de autodefensa
contra los provocadores policiales y las bandas fascistas españolistas.
● No a
la independencia – Por la unidad del proletariado del Estado Español para tirar
abajo ese régimen monárquico/democrático-burgués explotador y opresivo, e
instaurar un Gobierno Revolucionario de los Trabajadores, y una Federación,
libre y voluntaria, de Repúblicas Obreras y Socialistas en toda la Península
Ibéricas. En el marco de la lucha por una Federación -libre y voluntaria- de
Republicas Obreras de Europa.
● Por
la construcción de un Partido Obrero, Socialista, Revolucionario e
Internacionalista en todo el Estado Español -con publicación en todos sus
idiomas-, para la lucha por la revolución
proletaria y el socialismo mundial.
CO-ICOR (Comité Organizador por la construcción de una Internacional Comunista Obrera y Revolucionaria)
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