¿Cómo hacemos
para derrotar el ajuste? Esa es la primera pregunta que debemos hacernos si
queremos empezar a dar los pasos para terminar con esta situación y que la
crisis la paguen los capitalistas. Muchos ya se la han hecho y han dado
propuestas, pero detrás de ellas se oculta el hecho de que no quieren hacer que
la crisis la paguen los capitalistas y, en consecuencia, no quieren derrotar el
ajuste, como la CGT o las CTA’s.
Son los
trabajadores los que tienen la fuerza para parar el ajuste. Tienen que perder
la confianza en los partidos de los patrones, como el PJ, la UCR o cualquiera
que se le parezca y también en las elecciones de esta democracia para ricos.
Los trabajadores tienen fuerza porque son ellos los que producen la riqueza del
país, los que alimentan a los patrones; ellos no trabajan, sino que viven de lo
que nosotros producimos. Si los obreros van a la huelga y paran la producción,
ponen a prueba quién controla a quién, pero sin terminar de definirse en favor
de los primeros.
Para terminar
con el ajuste, hay que luchar por no pagar la deuda externa, por aumento de
sueldos, por la toma de toda empresa que cierre o despida y puesta en
funcionamiento bajo control de los trabajadores, por el reparto de las horas de
trabajo para que no haya desocupación, etc. Es que el lucro voraz de los
capitalistas y sus gobiernos llevan a los trabajadores a una miseria cada
vez más creciente, y en épocas de crisis, cuando los empresarios no logran
recuperar su tasa de ganancia, les hacen pagar la crisis a los trabajadores vía
súper explotación, ajustes y, desde hace unos años, una nueva forma de robo
directo de nuestros sueldos con el impuesto a las ganancias. Por eso es
necesario que los trabajadores nos organicemos, superando a la burocracia
sindical, que nos tiene atados de pies y manos.
Sólo
nosotros, los trabajadores, la única clase capaz de generar
riquezas, podemos poner en pie una sociedad distinta, no basada en la
explotación del hombre por el hombre, donde los medios de producción sean
puestos al servicio de toda la sociedad, donde todos trabajemos en igualdad de
condiciones y en jornadas no extenuantes, donde las ganancias se repartan
según las necesidades y capacidades de los trabajadores. Eso es el socialismo.
Ese es el objetivo histórico de los trabajadores, y para luchar por él deben
construir su partido revolucionario.
Esta democracia
para ricos no es alternativa, y siempre ha sido así. Pero cada momento de la
historia tuvo sus problemas y sus soluciones particulares. Si nuestro problema
ahora es, por un lado, el ajuste y la desunión e inactividad del movimiento
obrero para enfrentarlo (por culpa de la burocracia sindical) y, por otro lado,
el objetivo histórico de la clase obrera es tener el poder en sus manos y
ejercerlo, entonces urge una solución para los dos problemas. Nosotros
proponemos el frente único obrero. Y eso lo expresamos exigiéndole a las
direcciones del movimiento obrero (pero sin perder un sólo minuto para
denunciar sus traiciones) la formación de un Congreso Obrero de Delegados de
Base.
Pero ¿cómo se
forma ese congreso? Una central sindical, o un conjunto de sindicatos o también
un partido de la clase pueden convocar a un congreso obrero. Tienen que hacer
un llamamiento extensivo a todas las comisiones internas del país para
congregarse en algún lugar (la Federación de Box, por ejemplo), abrir la
discusión para organizar un plan de lucha y elegir democráticamente una mesa de
dirección para implementar ese plan y también para convocar al próximo
congreso. De esa manera se concreta un polo obrero de resistencia contra el
ajuste que servirá para dar el primer paso contra él. Y cuantas más luchas
lidere y venza, más gente atraerá, rompiendo el control de la burocracia
sindical sobre el movimiento obrero.
Nosotros, cada
vez que lo discutimos con los compañeros, nos encontramos con su
desmoralización, que no creen que sea posible llevarlo a cabo por diversos
motivos: porque no hay fuerzas para llevarlo a cabo, porque la burocracia
sindical no lo hará por más que se lo exijan, porque los trabajadores no
quieren, etc. Nuestra respuesta es que, si este congreso no se concreta, es
claramente por responsabilidad de las burocracias sindicales, que son las que
controlan el movimiento obrero y nunca lucharán por su independencia, porque su
rol social es mantener este status quo, y así reciben sus dádivas del
Estado. Pero las fuerzas de la izquierda que se dicen clasistas tienen la
obligación de apuntar a una salida obrera de manera conjunta, es decir, al
llamamiento al congreso obrero de delgados de base.
Empecemos
analizando a la burocracia sindical, es decir los Schimdt, Daer, Yasky,
Michelli, etc. Con el poder que tienen, cualquiera de las tres centrales
sindicales por sí sola podría haber convocado a ese congreso. Si no lo hacen es
porque no tienen la voluntad política para hacerlo. Pero esa falta de voluntad
tiene una causa. Y esa causa está en la naturaleza de esos dirigentes que los
convierte en burócratas. Y esa naturaleza es que son aliados del gobierno (y de
todos los gobiernos) cuando se trata de luchar contra el poder obrero, el poder
independiente de la clase. A ellos les conviene estar en la posición en la que
están porque están privilegiados. Pueden manejar a su antojo la caja, las
prebendas, etc. Pueden convocar cuando les dé la gana a una huelga o arreglar
por un bono miserable. En fin, son gente que piensa y actúa como patrones, pero
que en vez de dirigir una empresa dirigen a los trabajadores de un país entero.
Si ellos llegan a dirigir alguna medida de lucha será sólo para poder dirigirla
de una manera que no afecte demasiado a los patrones (quizás alguna pérdida
aislada), prestigiarse frente a las bases como si les importara lo que éstas
piensan y sufren, y después reventarla para que vuelva “todo a la normalidad”.
Esa es la naturaleza de los dirigentes de la CGT y las dos CTA’s.
Los partidos del
FIT tienen menos fuerza que la CGT y las CTA’s, es verdad. Sin embargo tienen
la fuerza para llevar a cabo el llamamiento. SUTNA, ADEMyS, SITRAIC, SiPreBA,
la Línea 60, Techint, Cresta Roja, el Ferrocarril Sarmiento, los SUTEBA
Multicolor, la AGTSyP, el sindicato Ceramista de Neuquén, el Hospital Garrahan,
los docentes y estatales reprimidos y encarcelados de Tierra del Fuego, los
petroleros de Santa Fe y de Chubut, etc. son sólo algunas de las fuerzas que
tienen o que influencian. Y también lo tienen en la juventud estudiantil, como
la FUBA que es co-dirigida por el PO. Lo mismo va para la recientemente formada
Izquierda al Frente por el Socialismo (Nuevo MAS y MST) que, de la mano del
MST, cuentan con una parte de la dirección nacional de la CTA Autónoma.
Entonces, si no lo convocaron, es porque tampoco tienen la voluntad política
para llevarlo a cabo, pero por una causa diferente de las burocracias
sindicales. Ni Altamira, ni Del Caño, ni Castañeira piensan ni actúan como
patrones, sino como su contrario. Pero lo hacen de manera oportunista, privilegiando
sus frentes como frentes electorales y no para usarlos como una herramienta
para profundizar las luchas. Pruebas al canto: en el acto de Atlanta no se dio
un sólo debate, sólo discursos de los principales dirigentes nacionales de esos
partidos, con la excusa de que el FIT venía de una “recuperación tras no haber
activado políticamente en todo un año”. Pero precisamente! Si de lo que se
trata es de combatir el ajuste, el debate es por dónde se deben verter las
opiniones para sacar conclusiones, pulir el horizonte y ver qué pasos dar y que
pasos no! Los compañeros dirán que en un acto no corresponde hacer debates;
correcto. Pero tampoco estos partidos se dieron una política para crear
organismos intermedios donde sus militantes puedan debatir. Esto es otra
muestra de que los frentes electorales permanentes como el FIT no son capaces
de ponerse a la altura de las circunstancias. Sólo la clase obrera unida, con
sus aliados (como los estudiantes o los trabajadores desocupados) y sus propios
organismos pueden derrotar el ajuste. Y ese organismo debe ser el Congreso
Obrero de Delegados de Base. Cualquier otra opción es una falsa ilusión.
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