martes, 20 de diciembre de 2016

Sobre la necesidad del Congreso Obrero de Delegados de Base



¿Cómo hacemos para derrotar el ajuste? Esa es la primera pregunta que debemos hacernos si queremos empezar a dar los pasos para terminar con esta situación y que la crisis la paguen los capitalistas. Muchos ya se la han hecho y han dado propuestas, pero detrás de ellas se oculta el hecho de que no quieren hacer que la crisis la paguen los capitalistas y, en consecuencia, no quieren derrotar el ajuste, como la CGT o las CTA’s.
Son los trabajadores los que tienen la fuerza para parar el ajuste. Tienen que perder la confianza en los partidos de los patrones, como el PJ, la UCR o cualquiera que se le parezca y también en las elecciones de esta democracia para ricos. Los trabajadores tienen fuerza porque son ellos los que producen la riqueza del país, los que alimentan a los patrones; ellos no trabajan, sino que viven de lo que nosotros producimos. Si los obreros van a la huelga y paran la producción, ponen a prueba quién controla a quién, pero sin terminar de definirse en favor de los primeros.
 Para terminar con el ajuste, hay que luchar por no pagar la deuda externa, por aumento de sueldos, por la toma de toda empresa que cierre o despida y puesta en funcionamiento bajo control de los trabajadores, por el reparto de las horas de trabajo para que no haya desocupación, etc. Es que el lucro voraz de los capitalistas y sus gobiernos  llevan a los trabajadores a una miseria cada vez más creciente, y en épocas de crisis, cuando los empresarios no logran recuperar su tasa de ganancia, les hacen pagar la crisis a los trabajadores vía súper explotación, ajustes y, desde hace unos años, una nueva forma de robo directo de nuestros sueldos con el impuesto a las ganancias. Por eso es necesario que los trabajadores nos organicemos, superando a la burocracia sindical, que nos tiene atados de pies y manos.
Sólo nosotros,  los trabajadores, la única clase capaz de generar riquezas,  podemos poner en pie una sociedad distinta, no basada en la explotación del hombre por el hombre, donde los medios de producción sean puestos al servicio de toda la sociedad, donde todos trabajemos en igualdad de condiciones y en jornadas no extenuantes, donde las ganancias se repartan  según las necesidades y capacidades de los trabajadores. Eso es el socialismo. Ese es el objetivo histórico de los trabajadores, y para luchar por él deben construir su partido revolucionario.
Esta democracia para ricos no es alternativa, y siempre ha sido así. Pero cada momento de la historia tuvo sus problemas y sus soluciones particulares. Si nuestro problema ahora es, por un lado, el ajuste y la desunión e inactividad del movimiento obrero para enfrentarlo (por culpa de la burocracia sindical) y, por otro lado, el objetivo histórico de la clase obrera es tener el poder en sus manos y ejercerlo, entonces urge una solución para los dos problemas. Nosotros proponemos el frente único obrero. Y eso lo expresamos exigiéndole a las direcciones del movimiento obrero (pero sin perder un sólo minuto para denunciar sus traiciones) la formación de un Congreso Obrero de Delegados de Base.
 Pero ¿cómo se forma ese congreso? Una central sindical, o un conjunto de sindicatos o también un partido de la clase pueden convocar a un congreso obrero. Tienen que hacer un llamamiento extensivo a todas las comisiones internas del país para congregarse en algún lugar (la Federación de Box, por ejemplo), abrir la discusión para organizar un plan de lucha y elegir democráticamente una mesa de dirección para implementar ese plan y también para convocar  al próximo congreso. De esa manera se concreta un polo obrero de resistencia contra el ajuste que servirá para dar el primer paso contra él. Y cuantas más luchas lidere y venza, más gente atraerá, rompiendo el control de la burocracia sindical sobre el movimiento obrero.
Nosotros, cada vez que lo discutimos con los compañeros, nos encontramos con su desmoralización, que no creen que sea posible llevarlo a cabo por diversos motivos: porque no hay fuerzas para llevarlo a cabo, porque la burocracia sindical no lo hará por más que se lo exijan, porque los trabajadores no quieren, etc. Nuestra respuesta es que, si este congreso no se concreta, es claramente por responsabilidad de las burocracias sindicales, que son las que controlan el movimiento obrero y nunca lucharán por su independencia, porque su rol social es mantener este status quo, y así  reciben sus dádivas del Estado. Pero las fuerzas de la izquierda que se dicen clasistas tienen la obligación de apuntar a una salida obrera de manera conjunta, es decir, al llamamiento al congreso obrero de delgados de base.
Empecemos analizando a la burocracia sindical, es decir los Schimdt, Daer, Yasky, Michelli, etc. Con el poder que tienen, cualquiera de las tres centrales sindicales por sí sola podría haber convocado a ese congreso. Si no lo hacen es porque no tienen la voluntad política para hacerlo. Pero esa falta de voluntad tiene una causa. Y esa causa está en la naturaleza de esos dirigentes que los convierte en burócratas. Y esa naturaleza es que son aliados del gobierno (y de todos los gobiernos) cuando se trata de luchar contra el poder obrero, el poder independiente de la clase. A ellos les conviene estar en la posición en la que están porque están privilegiados. Pueden manejar a su antojo  la caja, las prebendas, etc. Pueden convocar cuando les dé la gana a una huelga o arreglar por un bono miserable. En fin, son gente que piensa y actúa como patrones, pero que en vez de dirigir una empresa dirigen a los trabajadores de un país entero. Si ellos llegan a dirigir alguna medida de lucha será sólo para poder dirigirla de una manera que no afecte demasiado a los patrones (quizás alguna pérdida aislada), prestigiarse frente a las bases como si les importara lo que éstas piensan y sufren, y después reventarla para que vuelva “todo a la normalidad”. Esa es la naturaleza de los dirigentes de la CGT y las dos CTA’s.
 Los partidos del FIT tienen menos fuerza que la CGT y las CTA’s, es verdad. Sin embargo tienen la fuerza para llevar a cabo el llamamiento. SUTNA, ADEMyS, SITRAIC, SiPreBA, la Línea 60, Techint, Cresta Roja, el Ferrocarril Sarmiento, los SUTEBA Multicolor, la AGTSyP, el sindicato Ceramista de Neuquén, el Hospital Garrahan, los docentes y estatales reprimidos y encarcelados de Tierra del Fuego, los petroleros de Santa Fe y de Chubut, etc. son sólo algunas de las fuerzas que tienen o que influencian. Y también lo tienen en la juventud estudiantil, como la FUBA que es co-dirigida por el PO. Lo mismo va para la recientemente formada Izquierda al Frente por el Socialismo (Nuevo MAS y MST) que, de la mano del MST, cuentan con una parte de la dirección nacional de la CTA Autónoma. Entonces, si no lo convocaron, es porque tampoco tienen la voluntad política para llevarlo a cabo, pero por una causa diferente de las burocracias sindicales. Ni Altamira, ni Del Caño, ni Castañeira piensan ni actúan como patrones, sino como su contrario. Pero lo hacen de manera oportunista, privilegiando sus frentes como frentes electorales y no para usarlos como una herramienta para profundizar las luchas. Pruebas al canto: en el acto de Atlanta no se dio un sólo debate, sólo discursos de los principales dirigentes nacionales de esos partidos, con la excusa de que el FIT venía de una “recuperación tras no haber activado políticamente en todo un año”. Pero precisamente! Si de lo que se trata es de combatir el ajuste, el debate es por dónde se deben verter las opiniones para sacar conclusiones, pulir el horizonte y ver qué pasos dar y que pasos no! Los compañeros dirán que en un acto no corresponde hacer debates; correcto. Pero tampoco estos partidos se dieron una política para crear organismos intermedios donde sus militantes puedan debatir. Esto es otra muestra de que los frentes electorales permanentes como el FIT no son capaces de ponerse a la altura de las circunstancias. Sólo la clase obrera unida, con sus aliados (como los estudiantes o los trabajadores desocupados) y sus propios organismos pueden derrotar el ajuste. Y ese organismo debe ser el Congreso Obrero de Delegados de Base. Cualquier otra opción es una falsa ilusión.

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